domingo, 1 de marzo de 2009

LA TREPADORA - CAPITULO 9

CAPITULO 9

“El amor es ciego , y los enamorados no pueden ver las pequeñas miserias y pecadillos de sus amados. “William Shakespeare



Desgraciadamente, como tantas veces acontece cuando los seres humanos intentan obligar la trayectoria de la flecha de Cupido para acertar a quien ellos quieren, la saeta alcanza al blanco equivocado, y fue Selden Rose, en vez de Zizi, quien acabó siendo alcanzado por la flecha de Cupido.
Minutos antes, al estacionar su automóvil al final de la larga fila de automóviles estacionados en una oscura calle transversal de East Hampton, él había jurado que sería la última vez que pasaba por la humillación de asistir a algún evento en Hamptons. (El se había perdido de nuevo, era imposible conseguir a alguien que le diese la información correcta para llegar a los lugares en Hamptons.) Mientras acompañaba la fila de automóviles de vuelta hasta la fuente (todavía no sabía bien donde quedaba el campo de béisbol) reflexionaba sobre su total falta de resultados hasta ese momento. Casi todos los minutos de todos sus fines de semana habían sido pasados en alguna fiesta , evento o inauguración y cada un de esos acontecimientos sociales eran considerados “un imprescindible ”, como si estar allí le confiriese una identidad especial a los asistentes. Pero las personas que asistían a esas fiestas siempre eran las mismas, y después de haber visto esas mismas personas en seis eventos distintos durante el fin de semana, las conversaciones se tornaban horriblemente banales, y Selden a esa altura ya había resuelto que esa gente de Hamptons parecía un grupo de niños ricos en una colonia de vacaciones lujosa, donde constantemente necesitaban de distracciones que bordeaban la idiotez.
Se fue a reunir con una pequeña aglomeración que pasaba cerca suyo, parecían que iban al campo de deporte de una escuela de segundo grado. Aunque no objetaba la vida social, él prefería pasar el tiempo de manera mas constructiva. En Los Angeles, la educación era rudimentaria o inexistente ,pero por lo menos la “ vida social” consistía en cerrar negocios y fortalecer relaciones. En Hamptons parecía que el único objetivo de la vida social era el fenómeno de “ser visto” . Eso sugería que, si una persona no fuese vista, desaparecería.
Se dio vuelta y le dio su nombre a otra organizadora sin rostro con una lista en la mano y un auricular en el oído , y de repente deseó que hubiese obedecido a su intuición y hubiese traído su barco.
Tendría que haber hecho eso, Selden pensó con rabia consigo mismo. Si no fuese por esa miserable de Janey Wilcox.... Durante el último mes él, como ingenuo y bobo que era, había comparecido a todos los eventos a los cuales ella asistía, creyendo que si ella lo viese frecuentemente , llegaría a conocerlo mejor y a descubrir sus valores inherente. Pero ella lo rechazaba en todas las oportunidades, despreciando sus invitaciones a cenar con desdén “Francamente, Selden, cenar un sábado a la noche en Hamptons, en el mes de junio?” o, “ Fui invitada a cuatro fiestas y no sé a cual ir !”
Y entonces finalmente había empezado a aceptar el hecho que ella no congeniaba con él, y que jamás congeniaría. Ya hacia un mes que él creía fervorosamente que, si lograse apartarla de ese mundito de Hamptons , la verdadera Janey Wilcox florecería. Selden creía haber detectado en ella una cierta predilección intelectual , un apego a la belleza y al la arte que él mismo sentía. Janey podía hablar durante un buen tiempo (y de forma sorprendentemente inteligente) sobre literatura, cine y pintura, pero ahora creía que la conversación de ella no era resultado de una pasión profunda por el arte , sino un sino un simple artificio usado en las fiestas para asegurarse la atención que ella tanto necesitaba para ascender en la escala social.
Mientras Selden caminaba hacia el campo de juego decidió que ya no perdería mas su tiempo con ella. New York estaba llena de centenas de mujeres cultas, profesionales y bonitas, y él era un soltero codiciado; si no podía tener a Janey Wilcox, ciertamente iba a encontrar a otra persona tan valiosa como ella, o quizás mejor. En ese momento el golpe bola chocando contra el bate de madera lo despertó de su devaneo, Y Selden siguió la trayectoria de la bola.
La bola subió muy alto, por encima de la tercera base, y súbitamente, cuando su mirada fue atraída por la imagen de Janey sentada entre los dos hijos de George Paxton, todas sus resoluciones se fueron a la mierda. Era como si ella hubiese sido sorprendida en una fotografía secreta, pues su rostro tenía una dulzura que él jamás había visto antes.

Un niño estaba anidado cerca del seno de ella ( como él mismo deseaba estar allí ). Su expresión irradiaba la bondad de una Madona. El corazón de Selden dio un salto, y el mundo volvió a recobrar su equilibrio, pues él constató que tenía razón en todo lo que había pensado sobre ella. Tenía que salvarla de sí misma y de el mundo de Hamptons. Janey se estaba perdiendo en el camino de la frivolidad y la superficialidad, y era su deber conducirla a un plano más elevado y significativo. Él se la imaginó inclinada sobre los hijos de ells dos (quienes seguramente serían más bonitos que los de George), y entonces, como si el destino estuviese confirmando sus planes, Janey levantó los ojos, y encontró de reojo la mirada de él. Ambos intercambiaron una mirada tierna y comprensiva.
Ella le hizo señas - y Selden consideró que la mano de ella tan graciosa como las alas de una mariposa.

Jack Paxton iba a vomitar. Jamás debería haberse devorado esa salchicha en casi dos bocados , la había comido sin ganas , pero como Georgie lo había desafiado ... . Ahora, estaba de pie en medio del estacionamiento, detrás de un grupo de adultos, Jack sentía el estomago contraerse, con el inevitable anuncio de un vómito inminente. Su mayor miedo en la vida era que el vómito le saliera por la nariz, como había pasado cuando tenía tres años -de hecho , era el recuerdo más antigua que guardaba era el de haber vomitado y después haber dicho: “Papá, el vómito salió por mi nariz”, y su padre le había dicho : “Lo sé , hijo...” y poco después se había ido de ;a casa.
Jack sintió la sangre huir de su rostro. El juego había terminado, pero, como siempre, a los adultos les llevaba un montón de tiempo para salir.
- Hay una fiesta en Flying Point Road - anunció Roditzy Deardrum. Era como un perrito minúsculo y molesto , corriendo en torno a las piernas de los adultos con el deseo de llamar su atención.
- No sé ... - dijo Patty, medio vagamente. Miró a Digger de reojo , sintiendo el olor a sudor de él y pensando en sexo. Quería perderse en su cuerpo cuidadosamente cuidado (medía 1,95m, y pesaba 90 kilos) y en sus ojos extraños y sobrenaturales, que parecían dos gotas de diamante. Ella sabía que él también pensaba en sexo, porque su brazo se apretó en torno a su cintura , e, inclinando la cabeza en su dirección , él le guiñó un ojo .
Janey notó la complicidad entre Patty y Digger, y de pie en medio del estacionamiento, en esa tarde caliente y aburrida, tironeada entre el deseo de tener a Zizi y las ganas de castigarlo dándole su atención a Selden, se sintió repentinamente impresionada por esa demostración silenciosa de intimidad entre un hombre y una mujer. Ella siempre había pensado en el amor como un sentimiento vago y sin forma, pero en ese instante fugaz, mientras la multitud glamorosa se dirigía hacia sus autos, entendió de repente que el amor tenía una forma definida, una forma concreta que podía expresarse con actos y gestos. Y quiso tener lo que a hermana poseía, y mirando a los tres hombres, Digger, Zizi y Selden, consideró que Selden parecía insignificante al lado de esos dos machos vibrantes y jóvenes Digger y Zizi. Selden intentaba atraer la mirada de ella, buscando apartarla del grupo, pero Janey de repente sintió, con absoluta certeza, que jamás sentiría ese amor por él, y que era inútil intentarlo. Consciente de esa realidad, vio que no sería capaz de seducir a Selden, por más útil que eso pudiese ser para sus objetivos.
- Voy a mostrarle mi nuevo piloto a Janey - dijo Selden.
Janey lo miró de reojo , horrorizada. No le gustaba la forma en que él hablaba, con tanta firmeza, como si hubiese algo decidido entre ellos dos. Se estableció una tensión en el grupo, como si el tiempo se estuviese agotando, y Janey miró a Mimi, después a Zizi, dándose cuenta que tanto ella como Mimi querían ir al lugar donde Zizi quisiera ir . Pero Mimi tenía a sus hijastros.
- No puedes llevarte a Janey - le dijo Roditzy a Selden. Ella era una de esas personas que sólo pensaban en sus propios intereses. - La hija de Sofia Loren va a estar en la fiesta.
- Debo irme - avisó Zizi. Estaba bronceado, sus dientes tan blancosy derechos; parecía un joven dios con un aura de total independencia que es tan irresistible para las mujeres.
- Vamos con vos - dijo Digger. una vez más , Digger y Patty intercambiaron esa mirada secreta, llenando a Janey de tanta envidia que casi le dolía. Si al menos pudiese librarse de Selden, tal vez lograría seguir a Zizi, o por lo menos descubrir a donde iba.
- Vamos con ella - le dijo el pequeño Georgie a Jack. Él estaba observando al grupo de adultos medio nervioso, desde lejos, intentando no perder de vistas sus movimientos, pues tenía la impresión de que Mimi era perfectamente capaz de olvidarse totalmente de ellos y dejarlos en la playa de estacionamiento . Hubo un grito sofocado desde el otro lado de un automóvil, y Georgie miró a su alrededor , encontrando a Jack medio tambaleante, sus ojos lagrimeando y su piel con un tono verde nada natural. Pero mientras Mimi se despedía de todos con sus besitos de costumbre- Georgie murmuró , impaciente:
- Apúrate que se va !
Jack hizo un esfuerzo valiente para contenerse . apretando en su mano la bola autografiada que Digger le había dado (por lo menos los adultos no habían mentido respecto a eso), y se encaminó para para pararse en medio del grupo. Jack caminaba a los tropezones.
- Creo que algo está mal en este niño... - alertó Roditzy Deardrum, poco antes que el estomago de Jack se volcase dolorosamente. Apretando la apreciada bola entre sus rodillas, Jack se curvó hacia adelante y abrió la boca, sintiendo una catarata caliente pasar por garganta, y , después una contracción final de su estomago que hizo que el vómito se depositara sobre los zapatos de Roditzy Deardrum.

“Mi único arrepentimiento en la vida es no ser alguien mas”
Woody Allen

Sentada en el interior fresco de la mansión Wanamaker, Janey movía los cubos de hielo en la copo con irritación apenas disimulada, y decía:
- Es sólo un niño, George.
Normalmente, la opulencia del ambiente la habría deslumbrado - ahora ella entraba y salía de la mansión de Mimi con tanta regularidad que la casa casi le parecía que era suya -, pero ese día se sentía tan confundida, por menos una vez , un escenario lujoso no era suficiente para calmarla.
- Creo que no fue culpa de él - dijo Mimi. caminaba de un lado al otro en la inmensa sala de estar, como si no lograse decidir si debía sentarse o no - o si quería estar en esa sala. Mimi había insistido en que Janey fuese hasta a casa y a ayudarse con los chicos, y Janey había aceptado , en parte porque así se libraba de Selden, y también porque había hecho una resolución de jamás rechazar una invitación para ir a la casa de Mimi. Pero poco después de llegar , Janey se dio cuenta que había cometido un error - la sala revestida en mármol , con sus espejos dorados y sus bustos romanos, de repente le pareció demasiado rococó y su relación con Mimi, le resultó opresiva, como si ella estuviese ahogándose en la vida de otra persona. Mirando el agua helada dentro de la copa que tenía en las manos, Janey se cuestionó el motivo que la había llevado a transformarse en la sombra de Mimi, y deseó estar en cualquier otro lugar . Un lugar donde pudiese ser la protagonista de su propia vida.
- Los niños no tendrían que haber estado bajo ese sol tan fuerte, Mimi - Janey dijo y cuando las palabras salieron de su boca, se dio cuenta que estaba enojada, y que el motivo era la forma en que Mimi se comportaba con Zizi. Ella iba a conversar con Mimi sobre Zizi, Janey pensó , captando la mirada de Mimi en un gran espejo que estaba colgado sobre la chimenea. No podía dejar que aquello continuase.
La expresión de Mimi parecía decididamente culposa, pero siendo Mimi, ella simplemente cambió de tema.
- George, vas a ser gentil con Comstock cuando él con Mauve para la cena, verdad ?
George hizo una mueca , miró a Janey, y le guiñó un ojo . Janey sabía que a él adoraba provocar a Mimi .
- Dependiendo de lo que quiere decir con “gentil” - dijo George. - Mientras que no esté esperando que se la de a él. ..
- Oh, por favor, George! - retrucó Mimi, cuando George soltó una carcajada grosera . Janey notó que George también parecía hallarse aburrido . Se dio vuelta hacia Janey, para confirmar ese hecho, y Janey le sonrió débilmente.
- Entonces, no te gusta Comstock - dijo ella.
- La verdad es que no lo soporto - reconoció George, esperando la reacción de Mimi. - Pero Mimi insiste en invitarlo a venir aquí.
- No insisto - corrigió Mimi. - Es mi deber. Él es el novio de Mauve, por lo tanto no hay modo de evitarlo.
Los párpados de George de repente se cerraron por la mitad, dándole a sus ojos un aspecto misterioso, y haciendo a su rostro normalmente inexpresivo más amenazador.
- Estás entrando en un territorio peligroso, Mimi - alertó él.
Mimi giró sobre sus talones .
- Ah, sin claro , George. sólo porque él es el único que te ha vencido en una ...
- Si él me hubiese vencido lealmente , todo estaría bem - dijo George, fríamente. - él hizo trampa . Y yo tengo que recibirlo aquí en mi casa...
- Eso fue hace mucho tiempo atrás - dijo Mimi.
- Auschwitz también pasó hace mucho tiempo y sigue siendo imperdonable - replicó George.
Mimi se puso rígida . Su esposa era capaz de ser terriblemente arrogante cuando creía que se estaban oponiendo a ella, y tan fría y desdeñosa que conseguía hacer que ek interlocutor creyese que ella nunca más le dirigiría la palabra. Era una técnica eficaz, una que Janey estaba intentando copiar, pero ella se preguntaba por qué Mimi insistía tanto en armar una pelea con George.
- George Paxton - dijo Mimi, aumentando su tono para intimidar -, esta no es la forma en que las personas refinadas proceden en sociedad. Nosotros no dejamos que los negocios interfieran con la amistad. Si dejásemos que eso pase , ninguno más se hablaría con nadie mas . Además, estoy segura que si un día tienes la oportunidad de hacerle trampa en un negocio a Comstock, ahí ustedes dos van a ser los mejores amigos del mundo.
George levantó las cejas y , como si no estuviese ni un poco influenciado por el discurso de su esposa, observó :
- Amigo es alguien con quien uno puede cerrar un negocio honestamente , Mimi.
- Si , pero yo no querría ser amiga de ninguno de tus colegas de trabajo. Porque creo que me moriría de aburrimiento - dijo Mimi, en tono decidido.
Janey aprovechó la oportunidad para intentar escapar de la pelea.
- Creo que yo debería...
- Ah, no, Janey - la cortó Mimi, dándose vuelta hacia amiga con una sonrisa . - Necesito conversar con vos.
Una criada de uniforme entró en la sala.
- Para usted , Señora . Paxton.
- Gracias , Gerda - le agradeció Mimi, educadamente. - Ya voy. George, no dejes que Janey se vaya.
- Y eso parece una orden - dijo George, cuando Mimi salió de la sala.

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