viernes, 27 de marzo de 2009

EL CONDE VIRGEN - TORI PHILLIPS - CAPITULO 1

EL CONDE VIRGEN
Tori Phillips

CAPÍTULO 1


“Y hasta el perro tendrá su día.”
William Shakespeare
Hamlet



Wolf Hall
Northumberland, Inglaterra
Octubre de 1487


_ Es una niña de piernas ágiles - observó sir Giles Cavendish, el conde de Thornbury. - Parece un potro de primavera.
El tutor de la muchacha, sir Edward Brampton, forzó una sonrisa, aunque la evaluación del conde respecto a su querida Alicia lo hiciese temer por el futuro de ella. En voz alta, replicó :
_ De hecho, y un día se convertirá en una beldad. Ya notó que ella heredó la estatura de su padre. También la legendaria belleza de la familia.
Sin duda, Alicia era la cara de su verdadero progenitor, aunque no gozase de la protección de un nacimiento legítimo. Un escalofrío recorría la espalda de sir Edward ante la mera idea de lo que sucedería con su protegida si los espías de Henry Tudor descubriesen su existencia. El primer primo de ella, el pobre débil conde de Warwick, ya estaba en la Torre a la merced del nuevo rey.
El conde desvió la mirada de la niña de cabellos dorados que se divertía jugando con el gato en el fondo del salón.
_ La niña sabe de sus padres? - preguntó .
Sir Edward movió la cabeza negativamente.
_ No, piensa que su familia eran agricultores que murieron por una plaga cuando ella era bebé. - Dio una amplia sonrisa. - Creí más seguro esconderle la verdad hasta que sea mayor de edad.., o se case. - Permitió que la última palabra colgase en el aire entre ellos.
Sir Giles bebió la cerveza de la jarra de estaño.
- Por qué escogió a mi familia? - preguntó . - No sería mejor que la niña se casase con alguien de su propia clase y que se perdiese en la población de York?
Sir Edward frunció el ceño .
_ Fue precisamente por ese motivo que vine a usted. Ella nació en una clase más elevada que la de cualquier comerciante de York. Su verdadero padre se acostaba con cualquier cosa que tuviese faldas entre Francia y las fronteras escocesas, pero él también fue nuestro último rey Edward, que Dios lo tenga en la gloria. - El se persignó rápidamente .
Sir Giles lo imitó.
_Amén. - Miró a sir Edward, al mismo tiempo que tamborileaba sus dedos sobre la superficie de la mesa . - Me contó una historia muy interesante, lord Brampton. Me gustó principalmente la parte en la que
el rey Edward lo llamó a su tienda antes de la batalla de Bosworth y le confió el secreto. - se inclinó hacia adelante . - Pero, qué prueba tiene?
Sir Edward contuvo el aliento . Los minutos siguientes sellarían el destino de Alicia.
_ Conocía bien al rey Edward? - preguntó , moviendo la gastada bolsa de cuero en su regazo.
- Si, tanto como a mi propia esposa. - El viejo conde se rió . - mi esposa juraba que yo prefería a compañía de Edward a la de ella. A veces, yo mismo lo prefería , pues mi mujer era rezongona. - Con un suspiro, tomó otro trago de cerveza. - Ahora que partió hacia su merecido descanso, la extraño . Entonces, qué me dice, caballero?

Sir Edward sacó una pequeña bolsa de terciopelo azul de su bolsa de cuero.
_ Por casualidad reconoce esto? - Tenía un broche en la palma de la mano.
Sir Giles abrió enormemente los ojos ante ese espléndido rubí incrustado en la joya de oro, con una gran perla en forma de lágrima colgante.
- Si, y es una alegría volver a verlo . Era una de las joyas favoritas de su majestad . Lo exhibe en un retrato de él que tengo escondido.
_ Una dote adecuado para su última hija. - Sintiendo que estaba cerca del objetivo, sir Edward bajó la voz. - El rey Richard me dio una bolsa de monedas de oro para acompañar el broche. No quería que Alicia se uniese a un marido como una indigente.
El conde lo miró con desagrado.
_ La joya basta, aunque las monedas pueden aliviar mi carga de impuestos. Que los Tudor y la comparsa de su corte se pudran en el infierno! Van a hundir a este país con sus malditos impuestos. Apenas consigo cerrar las cuentas. Mis arrendatarios ya están sin recursos.
- Lo sé , ha sido igualmente difícil para los joyeros honestos,
mi lord . - Sir Edward levantó el broche. La luz del fuego en la chimenea dio vida al rubí. - Vamos a casarlos, entonces? Su hijo y mi querida Alicia, la hija de Edward IV?
Sir Giles se rascó el mentón .
_ Tengo tres hijos varones.
_ Alicia sólo necesita un marido.
Edward miró a la niña sentada en el banco. Los débiles rayos del sol que entraban a través da alta ventana se reflejaban en sus cabellos dorados cobrizos, transformándolos en un halo ígneo alrededor del rostro con forma de corazón. Un ángel, Sir Edward consideró, lleno de orgullo. Igualita a todos los Plantagenets. Jesús la proteja de los ambiciosos Tudors.
El conde carraspeó .
_ El mayor , John, tiene casi veinte años. Ya se casó una vez, pero su mujer murió . Cuando se case nuevamente, tendrá que ser con una... pariente legítima, pues él será el conde de Thornbury después de mí.
_ Perfectamente. - Sir Edward bebió bastante cerveza de la jarra para no replicar al insulto velado del conde.
_ William, el segundo, ya está prometido a una de las hijas de Bedford. El es terrible. A los 16 años, ya dejó embarazadas a dos muchachas de la aldea.
Por el tono del conde, sir Edward llegó a la conclusión que él estaba orgulloso de la virilidad del muchacho. Carraspeó .
_ Alicia necesita un brazo fuerte y de un corazón leal para protegerla.
Quiero que sea amada y protegida, clamaba su corazón, así como yo la amé y la protegí desde que me fue confiada.
Thornbury suspiró y vació la jarra.
_ Sólo queda a Thomas. - Se mordió el labio . - Sólo tiene catorce años, pero ya es del tamaño de los otros dos. Cabalga bien. Es el mejor espadachín de todos.
_ Parece promisorio...
Cuál será su problema?, se imaginaba sir Edward. El muchacho tendría sífilis? Con un mal presentimiento, esperó a que el conde prosiguiese.
Sir Giles llenó las jarras de ambos con más cerveza del jarro de cerámica.
_ Thomas es... tan honesto y confiable como que el día tiene veinticuatro horas. Creo que él no sabe mentir. Dice lo que piensa... Eso es cuando él se decide a hablar.
Sir Edward parpadeó .
- Qué quiere decir, mi lord ?
El conde se hundió en la silla.
_ Pienso que la madre lo mimó demasiado. Desde pequeño, Thomas siempre evitó la compañía de sus hermanos y de mis protegidos. Se encerró todavía más después que mi esposa murió en un parto. Hoy en día, pasa la mayor parte del tiempo afuera, o entrenando en el patio, o cazando en el bosque.
Sir Edward contuvo el aliento . Alicia necesitaba la protección de una familia fuerte, leal a la causa de York. Si sus planes se concretaban, a niña sería la media hermana del rey por derecho de herencia . El joven Richard de York se hallaba escondido en el interior de Flandres, aguardando alcanzar la edad necesaria para reclamar sus derechos. Midió con cuidado las palabras siguientes.
_ Su hijo Thomas parece el hombre perfecto para mi protegida.
Sir Giles se rascó la nariz.
_ Mi hijo Thomas puede tener la fuerza de un buey, pero desgraciadamente también tiene el cerebro de un buey . Casi no habla. Cuando lo hace, es con uno de sus malditos perros. Para serle franco, mi tercer hijo es un idiota .
_ Oh. - Sir Edward se sintió espantosamente mal.
Cielos, como podría prometer a Alicia a un débil mental? Qué otra opción tenía? Debido a la mácula en su nacimiento, ella sería una paria en la corte de Borgoña, donde vivían los simpatizantes de York. Debería enviarla a la frontera con Escocia, o a un convento? Tanto en un lugar como en el otro, ella desentonaría. No, le había jurado solemnemente al rey Richard que casaría bien a Alicia , el día en que él había sido cruelmente asesinado por el maldito Tudor que ahora usaba su corona.
Una risa feliz interrumpió los pensamientos sombríos de sir Edward. En el fondo del salón, Alicia se arrastraba pro el piso para interceptar un cachorro color damasco.
El corrió hacia ella con sus enormes patas , y con su lengua color rosa colgando de su gran hocico negro. El cachorro saludó a la niña con afectuosas lamidas. El sonido de las espuelas raspando el piso de piedra y varias voces masculinas hablando al mismo tiempo anunciaron la llegada de los hijos del conde.
Uno de los gigantes rubios notó a Alicia.
_ Qué tenemos aquí? - exclamó, a modo de saludo. - Un ángel que bajó a la Tierra?
Sir Giles sacudió la cabeza .
_ Mi segundo hijo, William. Ese nunca se queda sin palabras...
_Buen día, señorita - la saludó el hijo mayor, haciendo una pequeña reverencia.
Con el perrito en sus brazos, Alicia se levantó del piso con gracia.
_Que Dios les conceda un buen día, caballeros - ella replicó, con una voz clara y dulce.
Aunque el animal se moviese inquietamente , ella ejecutó una bella reverencia. Sir Edward le sonrió a su protegida. Sólo tenía siete años, pero se comportaba como una princesa. Si no fuese por el capricho del destino, ella habría sido una princesa de hecho. Qué Dios perdonase la debilidad de Edward Plantagenet por las mujeres.
William gritó en el salón:
_ Qué me dices , padre? Esta es mi nueva novia? Es una criatura muy alta! Prefiero a las mujeres menudas. Son más fáciles de dominar.
John posó la mano en el hombro de su hermano.

_ Estás asustando a la criatura - lo reprendió . A Alicia, le
dijo : - Bienvenida a Wolf Hall*.( Nota de traducción: Wolf Hall significa Mansión de los Lobos)
La niña sonrió .
_ Este es uno de los terribles lobos? - ella preguntó , levantando el perrito.
_ El es mío. - Saliendo de las sombras, el tercer hijo sacó al animal de las manos de ella.



Dios Santo! El muchacho era guapo, reflexionó sir Edward. Más rubio que sus hermanos , con rasgos bien definidos, aunque no había sido bendecido con ningún vello de barba, Thomas Cavendish le recordaba a un ángel vengador tallado en marfil. A los catorce años, el tercer hijo del conde ya era tan alto como sus hermanos mayores . Los hombros anchos y piernas largas sugerían el hombre poderoso en que se convertiría en poco años. Buscó en el rostro del muchacho alguna señal de incapacidad mental. Sorprendido, no descubrió ninguno. En vez de retirarse con el perro, Thomas se mantenía delante de Alicia como paralizado en su lugar.
_Entiende lo que quiero decir? - murmuró el conde al visitante. - él no dice nada.
Llamó a los hijos para que se acercasen. Los dos mayores obedecieron. Thomas o no vio a su padre llamarlo o prefirió ignorarlo. Dejó que Alicia acariciase el cachorro .
_John, William, este es...
_ Roger Broom, joyero, mis caballeros - se adelantó sir Edward, asumiendo su disfraz cotidiano. Se curvó con la deferencia de un comerciante ante miembros de la nobleza. - Muy honrado.
_ Hablábamos ... - murmuró o conde. - ... de la niña , es Alicia Broom.
_ Mi hija - aclaró sir Edward.
_ Una belleza - elogió William, admirándola por sobre su hombro.
A Sir Edward no le gustó el brillo interesado en los ojos de William. Gracias a todos los santos, Alicia todavía era demasiado pequeña como para ser seducida. De lo contrario, ese muchacho intentaría descarrilarla. Sólo podía alabar la prudencia de sir Giles de comprometer a su segundo hijo cuanto antes. Ahora, el conde no tenía cómo ofrecer a William a Alicia. Un marido lascivo convertiría en un infierno la vida de cualquier mujer.
John codeó a su hermano en el estomago.
_Perdone los modales de William, orfebre. Pienso que se olvidó de ponérselas con su sombrero esta mañana.
El conde reprimió un insulto .
Sir Edward hizo una nueva reverencia.
_ Cosas de la juventud , mi lord .
_ Basta , los dos! - se impuso sir Giles, chasqueando sus dedos.
_Deseamos hablar con Thomas... a solas. - William lanzó una carcajada .
_ No me diga! Pretendes colocar al muchacho como aprendiz del orfebre? Que gracioso!
_ Fuera! - ordenó sir Giles. - Thomas, quiero hablar con vos. Y pon ese maldito perro en el piso !
_ O mejor todavía , cásalo con la hija del orfebre! - se burló William, al tiempo que era empujado por John rumbo a la escalera en el fondo del salón. - Cuando necesites lecciones en el arte de la seducción, Tom, puedes llamarme...
John calló a su hermano con una sonora palmada en el cuello. Intercambiando insultos, los dos desaparecieron en el corredor del piso superior .
Sir Giles llenó la jarra por tercera vez.
_ El demonio ha poseído a todos mis hijos. Temo que mi familia haga que las águilas parezcan mansas palomas. Thomas, ven acá! - A Brampton le murmuró : - Ahora entiende lo que quiero decir. Es un buen muchacho, pero ni muy despierto.
Alicia se aproximó al muchacho alto.
_ Si es de tu agrado, mi lord , yo podría ocuparme de tu perro mientras hablas con tu padre. - Ella extendió las manos.
Thomas le devolvió el cachorro a Alicia.
_ El se llama Georgie.
El perrito dio otra lamida al rostro de Alicia. Ella se rió y puso a Georgie debajo de su brazo, enganchando con el otro el brazo de Thomas. Sorprendido por el contacto, o muchacho pareció querer huir. Alicia le dio una sonrisa inocente. Sin una palabra, ambos se presentaron ante sir Giles.
Formaban una bella pareja, se entusiasmó Brampton. Un gigante dorado por el sol y una princesa naturalmente dorada. Sólo entonces reparó en una lastimadura en la mejilla izquierda del muchacho. Debe haber tropezado con sus propios pies grandes...
Sir Edward carraspeó .
_ Mi hija, Alicia Broom, caballeros .
Una vez mas , Alicia hizo una reverencia perfecta, sin soltar al perrito .
_Estoy muy honrada, mi lord conde - ella declaró, en un tono vivaz. Luego, susurró : - Por favor, mi lord , puede mandar a servir la comida?
Sir Edward tosió, advirtiéndola . No debería haber comentado con la niña esa posibilidad. Rogaba para que el conde le perdonase esa indiscreción. Como hija de un simple comerciante, ella nunca había conocido a nadie de la alta nobleza.
Antes que sir Giles se recuperase de la sorpresa, Thomas se adelantó .
_ Te Gustaría comer torta de manzanas?
Alicia cerró los ojos extasiada. Pasó su lengua rosada por sus labios.
_ Me encantaría !
_ Entonces, vamos a la cocina - la invitó el muchacho. - Estoy hambriento.
Alicia se rió y abrazó al perrito.
_ Georgie también , creo.
Thomas inclinó la cabeza hacia su padre.
_Podemos?
Sir Edward notó el miedo en los bellos ojos azules del muchacho antes que los bajase hacia el suelo . Pensando en la lastimadura en su rostro, Brampton se preguntó si sir Giles acostumbraba a golpear a sus hijos, y a Thomas en particular.
El conde tosió, y dispensó a los jóvenes .
_ Llévala a la cocina. Dale a la niña todos los dulces que quiera comer. No te quedes parado ahí como un imbécil , Thomas, muévete!
Por primera vez desde su llegada el muchacho sonrió . Sir Edward apenas creyó en el cambio ocurrido en el rostro del joven Tom. él miró de reojo a Alicia, quien le sonrió en respuesta.
_ Vamos, antes que tu padre cambie de idea - susurró ella.
Thomas concordó . Con reverencias apresuradas, la pareja se fue.

_ Te Gustaría una torta con crema? - preguntó Thomas, camino a la puerta.
_ Con mucha crema! - informó Alicia.
_ Yo también...
El conde los acompañó de ojos muy abiertos . A continuación , bebió la cerveza.
_ Dios Santo! vio eso ? Nunca oí a Thomas hablar tanto! De qué magia es capaz su pequeña?
Amor y aceptación, deseó responder sir Edward al padre azorado. En vez de eso, fue cortés.
_ No lo imagino, mi lord . Alicia tiene un trato especial con las personas... y con los animales también.
Sir Giles golpeó la superficie de la mesa.
_Si lo aceptar Thomas, podemos casarlos. Vamos a redactar el contrato... después de la comida que su niña tan dulcemente pidió. Dios Santo ! Ella tiene el encanto y magnetismo de su padre biológico...
Sir Edward respiró aliviado.
_ Tiene mi palabra, mi lord . Cuando Alicia cumpla dieciocho años, yo la traeré a Wolf Hall para desposar a Thomas.
Sir Giles se levantó y extendió su mano.
_ Es un acuerdo de caballeros , Brampton. - Miró al visitante con sus penetrantes ojos azules. - Me dijo que a la niña adora a los animales?
_ Usted lo ha visto , mi lord .
El conde de Thornbury se rió .
_Perfecto , pues va a vivir en una perrera deplorable!

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