sábado, 21 de marzo de 2009

LA TREPADORA - CAPITULO 39

CAPITULO 39
Es mejor morir de pie que agonizar de rodillas




- El bebé - dijo Mimi, en voz alta, tocándose el vientre. Miró de reojo el reloj otra vez. Pero, dónde se había metido esa médica? Cerró los ojos enojada, y al hacer eso vio de nuevo el rostro aterrorizante de Janey pronunciando esas últimas palabras devastadoras... Parecía que la cabeza de Janey se había partido en dos, y una serpiente había surgido riéndose e intentando morderla. Todavía podía ver su piel oscura, escamosa, y reluciente, su lengua viperina...
Exactamente qué , Mimi ponderó , habría hecho que Janey reaccionase de ese modo : reformulando completamente la verdad sobre ella y Zizi? Habría sido el shock de verse en la tapa del Post, o sería otra cosa, aún más profunda? Al principio había pensado en alertar George e incluso a Selden sobre el peligroso temperamento de Janey, pero después consideró mejor dejar que ella se revelase por sus propios actos. Después de todo Janey ya había sido bastante castigada. Mimi se imaginaba que ella tendría que mudarse a Connecticut con Selden, donde sería obligada a permanecer escondida... Pero Selden probablemente se divorciaría de ella, y qué hombre sería suficientemente imbécil como para quererla ahora? Muchos, se respondió Mimi con una carcajada sarcástica. Pero Janey tendría que desaparecer del mapa, por lo menos por un tiempo ...
Pero una vocecita interior le dijo que Janey jamás haría eso, y, abriendo los ojos, dio un golpe en la camilla. Necesitaba dejar de pensar en esa Janey Wilcox, se retó a sí misma. Janey ahora no era importante... La única cosa que realmente importaba era el bebé...
Era horrible recibir un presente de ese modo , Mimi pensó , poniendo sus manos en su vientre; y tener que pagar un precio tan alto. Si , pues, teniendo este bebé, ella se vería delante de un gran dilema : no sabía exactamente quien era el padre. Sin duda, una situación insoportable - porque continuaba viviendo como si George fuese el padre, pero por dentro creía que el padre era Zizi. El resultado era que, a cada minuto del día, se sentía un fraude - el terrible secreto le pesaba aún más que el propio bebé. Ella no era mejor que Janey Wilcox, Mimi pensó , y también merecía ser castigada. Y si la criatura fuese de Zizi, el secreto jamás se sabría - ella cargaría con esa cruz por el resto de su vida...
Pero, qué iba a hacer? Tal vez la cosa más recomendable fuese un aborto, el castigo adecuado por haber pecado, y entonces George no sería engañado. Pero por qué matar a un niño por el crimen de su madre?
- Buen día! - dijo la doctora alegremente, finalmente entrando en la sala. - Está lista para ver su ecografía?
Mimi asintió con la cabeza, y la médica prosiguió :
- Sólo hay una cosa que necesitamos saber primero. Va a querer saber cuál es el sexo, o no?
- Si - respondió Mimi con cautela. Se recostó en la camilla y de repente se sintió culpable nuevamente , recordándose que era una pecadora. La doctora no podía ver eso ? Por supuesto que no.. . Después de todo , la criatura podía ser de George...
Pero deseo que no lo sea!, Mimi pensó , gritando por dentro . Finalmente , era una mujer que se había enamorado, y naturalmente deseaba que la criatura hubiese sido concebida por amor . Por lo tanto , quién podría culparla, si ella rezaba fervorosamente para que el bebé fuese un varón y tuviese la cara de Zizi?

Janey Wilcox estaba parada en la suite del Hotel Lowell, alisando cuidadosamente las páginas del New York Post de esa mañana. El tubo del teléfono estaba sujeto entre su oreja y su hombro, asentía con la cabeza y emitía un ocasional “hum-hum” . Lanzó el periódico a una enorme pila de recortes en un rincón de la sala.
Estaba conversando con Wendy Piccolo. en una de esas extrañas vueltas de la vida, Janey y Wendy se habían hecho amigas por teléfono, llamándose a veces hasta dos por día, charlando durante horas hasta que Wendy necesitaba salir corriendo al teatro donde hacía el papel de Blanche Dubois en ” Un tranvía llamado deseo” .
Esa amistad tan improbable había empezado dos semanas atrás, el día en que el titular del Post fue “MERETRIZ MODELO”, debajo de una foto ligeramente granulada de Janey, sacada del catálogo de Victoria Secret . Era esa época del año en que se tenía la impresión de que el invierno nunca iba a terminar, y en ese, invierno de 2001, había nevado considerablemente. Montículos de nieve sucia cubrían las calles, y charcos de barro helados del tamaño de pequeños lagos se formaban en las calzadas. Los pies de las personas vivían mojados, y todos estaban furiosos con el clima.
En verdad, la amistad había comenzado porque Wendy andaba medio aburrida, y Janey no podía salir de la suite.
Y entonces, casi dos semanas atrás, a las tres da tarde, en el día del titular “MERETRIZ MODELO”, el teléfono sonó. En el primer día después que Janey había vuelto de París, el teléfono había sonado sin parar y Janey tenía expresamente prohibido atenderlo. Pero el hotel conocía las necesidades especiales de las celebridades y al día siguiente cambiaron el número telefónico. Y entonces teléfono pasó a no sonar nunca más, a no ser por las llamadas de Selden - quien había llamado más o menos una seis veces para asegurarse que ella todavía estaba en la suite - y de su nuevo relaciones públicas, Jerry Grabaw, queriendo saber si ella necesitaba de algo.
Janey atendió el teléfono, pensando que era Selden, pero era Wendy Piccolo.
- Podría hablar con Selden, por favor? - preguntó la vocecita engañosamente dulce de Wendy, y Janey la reconoció inmediatamente.
- Selden está... en la oficina - respondió Janey, como si cualquier persona inteligente supiese eso. Wendy no se dejó intimidar. - Janey? - preguntó.
- Si - confirmó Janey impacientemente, preguntándose como Wendy podía pensar que podría ser alguna otra persona.
- En realidad - dijo Wendy -, quería hablar con vos. Estaba aquí pensando en lo que vos estarías haciendo.
Janey se aferró ferozmente a esa oportunidad de hablar . Hasta ese momento nadie se había preocupado por saber como ella estaba sintiéndose ; todos estaban demasiado ocupados preocupándose por las consecuencias que el problema de ella le había causado.

- Mi vida se convirtió en una verdadera pesadilla - se desahogó Janey . - Hay más o menos unos cien fotógrafos allá afuera, y no puedo salir de la suite... me estoy enloqueciendo. Y toda esa publicidad, la gente telefoneando... Pero lo peor de todo - ella agregó , yendo hasta la ventana y , probablemente por trigésima vez en ese día, espiando a través de las cortinas cerradas a la multitud de fotógrafos del otro lado de la calle - Nada de lo que salió publicado en el periódico es verdad. Lo que nadie parece entender es que yo escribí un guión...
- Claro que si - afirmó Wendy, su voz temblorosa de indignación . Después de todo no era la verdad lo que importaba, sino el juicio moral de la situación, Wendy pensó . - Aún si lo no hubiese escrito - continuó Wendy - eso no tendría importancia. Fue Comstock quien cometió el crimen, no vos, ni ninguna de las otras muchachas.
Ah, si . Las “otras muchachas” . Janey ya casi se había olvidado de ellas. Pero, quiénes eran ellas? Acompañantes , camareras, y actrices novatas. Nadie jamás había oído hablar de ellas antes. No eran famosas... Ninguna de ellas aparecía en la tapa del New York Post, día tras día. - El problema es que ninguna de ellas escribió un guión - dijo Janey. - Y la prensa resolvió incluirme en ese grupo...
- Porque sos bella y famosa - le explicó Wendy. - debes reconocerlo , Janey, sin vos ellos ni siquiera tendrían una nota que valiese la pena publicar.
Wendy tenía toda la razón, pensó Janey, y le dijo eso.
Y entonces , para su sorpresa, Wendy volvió a llamarla a la tarde siguiente. Había conversado con los otros actores del elenco de teatro, Wendy le dijo, y todos habían decidido por unanimidad que Janey era una figura increíblemente trágica, exactamente como Hester Prynne de “La carta escarlata” . Janey no había leído ese libro, pero había visto la película con Demi Moore, y debía admitir, era exactamente así. Entonces Wendy le contó que alguien había sugerido mandar a hacer camisetas, con las palabras MERETRIZ MODELO escritas en el frente, para usarlas, en solidaridad a Janey. Janey se rió con esa idea, medio vacilante, pero le gustó el hecho de otras personas estuviesen pensando en ella.
Y ahora, sentada en el brazo del sofá , Janey balanceaba una pierna mientras hablaba . Siguiendo la gran tradición femenina de la amistad, Wendy y ella estaban teniendo la misma conversación que habían tenido todos los días.
- Es simplemente una mierda tener que quedarme aquí dentro todo el tiempo - gimió Janey.
- Lo sé, Janey - reconoció Wendy, solidaría -, pero yo vivo diciéndote : vas a tener que salir de esa suite algún día...
- Ah, si , pero ahora no puedo - suspiró Janey irritada. - Selden me mataría. Él ni siquiera me deja acercarme a la ventana.
- Qué está pensando hacer Selden ? - preguntó Wendy, más o menos por decimaquinta vez. - Divorciarse de vos ? Si él realmente fuese a hacer eso, ya lo habría hecho.
- Creo que tienes razón - suspiró Janey.
- Por qué no deberías ... ? - preguntó Wendy astutamente . - Salir, quiero decir. - Ella también se estaba cansando de tener la misma conversación diariamente . Quería que algo nuevo le sucediese a Janey, por lo menos para tener algo divertido que comentar , algo que ella pudiese contarle al elenco y también al resto de sus amigos.
- Tal vez podríamos salir ... juntas - propuso Janey. Naturalmente, ella también era astuta - sabía que si fuese vista con Wendy Piccolo - a quien la prensa “adoraba” - eso la ayudaría mucho a mejorar su reputación...
- Claro que vamos a hacerlo . En breve - le prometió Wendy, sin la menor intención de concretar la promesa - o ciertamente no en un futuro próximo. Conversar por teléfono con la Meretriz Modelo (que era el modo en que ella y todos sus amigos se referían a Janey ) era una cosa, pero ser vista con ella ? No era tan idiota como para hacer eso y , además su agente la mataría...
Pero como no quería ofender a Janey (por lo menos todavía no , alguien podía hacer un película basado en la vida de ella y Wendy estaba decidida a obtener el papel), agregó :
- Sabes que me encantaría salir, pero no puedo - por lo menos , durante seis semanas hasta la obra baje de cartelera ...
- Yo debería ir a verte al teatro entonces - dijo Janey.
- Ven ! - le dijo Wendy. - Ven , vos y Selden.
- Si al menos pudiese hacerle entender a todos que realmente escribí un guión... - gritó Janey, volviendo a su tema predilecto.
Y entonces , como siempre hacía al surgir el tema del misterioso guión, Wendy sugería, suplicante:
- Janey, porque simplemente no vas y lo buscas y lo presentas a la prensa ?
- No puedo , - dijo ella. - ya te dije : está en mi antiguo apartamento y no puedo salir del hotel...
- Puedes darme las llaves - propuso Wendy. Yo voy allá y lo busco...
- Nunca vas a conseguir encontrarlo - le explicó Janey, con un suspiro. - ese lugar está muy desordenado - Yo tenía un inquilino, sabes? Ese jugador de polo, Zizi, , y era un tipo inmundo... ni yo sé ni adonde puedo encontrarlo, o si todavía está allá. Mi mayor miedo es que lo haya dejado en esa cabaña que alquilé en el verano, allá en Hamptons, hace dos años...
- Ah, si - dijo Wendy. - Pero aún así ...
- Y yo nunca o entregué - continuó Janey . - Entonces no tiene una fecha escrita . No hay modo en que pueda evitar que las personas piensen que lo escribí después del escándalo... después de haber sido acusada. - Y naturalmente, había otros motivos también, pensó Janey ...
- Supongo que eso realmente es un problema - dijo Wendy, una puntada de irritación se insinuaba en su voz.
Las dos cortaron el teléfono con promesas de hablar más tarde .
Janey pateó con la pierna la mesa de centro. Tal vez , ella pensó , debería darle las llaves a Wendy para que fuese a buscar el guión al apartamento. Claro que no existía ningún guión, apenas treinta páginas, pero el sólo hecho de mandar a Wendy buscarlo podía llevarla a pensar que existía uno . Janey ya podía imaginarse a Wendy defendiéndola delante del resto del elenco : "Ella me mandó a buscar el guión", diría Wendy, "y si no existiese ningún guión, por qué haría eso ? "Pero era demasiado arriesgado mandar a Wendy a su apartamento, decidió Janey. Si ella por casualidad encontrase el bosquejo del guión... no, ella resolvió , todo cuidado era poco por el momento ... Janey se levantó y fue hasta la ventana otra vez, espiando cuidadosamente entre las cortinas. Sólo había tres fotógrafos ahora. Parecían la escoria de los papparazzis.
Sabía que Selden le estaba pagando mucho dinero a Jerry Grabaw - su nuevo relacionista público - pero hasta el momento Jerry no había tomado en serio ninguna de las "teorías" que ella le había expuesto - como, por ejemplo, la que sostenía que George Paxton era el responsable de toda esa calumnia. " Una Idea interesante", había dicho Jerry, sólo para ser simpático . Pero él actuaba como un hombre de negocios conservador y no como un relacionista público de una celebridad, pensó Janey irritada. " Tal como los hechos están planteados, creo que vamos necesitar que Comstock Dibble cargue con la culpa de todo ."
- George es amigo mío , Janey - replicó Selden furioso, como para recordarle ese hecho obvio. - Por qué él haría algo así ...
Ella iba a abrir la boca para hablar, pero la expresión en la cara de Selden hizo con que lo pensase dos veces. Tal vez no fuese buena idea, si además de todo lo que ya había ocurrido, Selden se enterase que ella había ido a pedirle ayuda a George, y que había sido a pedirle dinero al George... No, no quería que su marido siquiera llegase a sospechar hasta que punto ella había llegado para conseguir lo que quería...
Espió a través de las cortinas otra vez. Jerry le había dicho que mantuviese las cortinas cerradas , porque los papparazzi tenían lentes telescópicas que podían sacar una foto a cien metros de distancia, a través de un vidrio - y tampoco iba a querer que le sacasen una foto con esa ropa . Apenas se había cambiado la ropa en las últimas dos semanas, creyendo que no era necesario, ya que nadie iba a verla. Cuántos fotógrafos estarían allí al día siguiente? Se lo imaginó. Dos... uno... tal vez todos ya se hubiesen retirado . Están desistiendo, se daba cuenta Janey , y el Post de ese día ni siquiera mencionaba el nombre de ella, era posible que estuviesen perdiendo interés por el escándalo...
Dándole la espalda a la ventana, e incapaz de pensar en cualquier otra cosa para divertirse, se sentó en el sofá y tomó una revista de moda. Ya había leído ese ejemplar por lo menos tres veces hasta ese momento; de tan aburrida, llegó hasta había llegado a leer los anuncios publicitarios . Volvió a arrojar la revista en la mesa del centro, preguntándose cómo iba a llenar su tiempo hasta que Selden volviese, a las seis. Podía llamar a Jerry y pedirle que le trajese revistas nuevas; quizás un libro. Pero estaba demasiado desconcentrada para leer algo que exigiese tanta concentración como un libro... y ya estaba cansada de ver televisión.
Estaba tan harta de todo...
Se puso de pie y comenzó a caminar de un lado a otro en la sala de estar. Había deseado huir - tal vez a Europa o a algún lugar en Montana - pero Selden le había dicho que ella no podía viajar. A pesar de sus problemas, él todavía necesitaba ir a trabajar todos los días, y no confiaba en ella como para dejarla sola. Cuánto tiempo más estaría presa en esa suite? Janey se preguntaba . Dos semanas mas ? Un mes? Seis meses?

Espiando por las cortinas de nuevo, ella pensó : Por qué no puedo salir? Todos los fotógrafos prácticamente ya se habían ido ... Y Wendy tenía razón : iba a tener que salir de esa suite más tarde o mas temprano . Entonces, por qué no hoy?

Pero a dónde iría - o con quién iría? Consultó el reloj , era poco antes del mediodía. Normalmente, a esa hora, ella estaría arreglándose para ir almorzar a Dingo's... y de repente se dio cuenta que era exactamente eso lo que haría.
Dingo's, ella resolvió, era perfecto: allá habría una cierta cantidad de gente importante - la suficiente para que su entrada causase un impacto, pero no habría tanta gente como para causar un tumulto . Por supuesto que también era un poco arriesgado. Y si no le diesen la mesa de costumbre... Y si ni siquiera la dejasen entrar? No, era imposible, Wesley la adoraba. Además ella prácticamente había hecho famoso ese lugar...
Pero, con quién podría ir? Janey pensó , mordisqueándose una uña.
Sólo le quedaba una persona: Patty. Ella no iba a querer ir, pero Janey la obligaría.
Sin embargo una cosa más importante la preocupaba -era una vieja cuestión que la acosaba : Qué ropa ponerse?
Necesitaba parecer perfecta en nueva entrada a la sociedad, pensó corriendo hacia el armario. Podía usar o la chaqueta de Luca con esa lindo cuello de piel ... y ponerse el collar de perlas negras. Y con el anillo de diamantes de compromiso y la alianza de casamiento con brillantes de Tiffany, su imagen sería exactamente opuesta a la de una prostituta...
Blanco! Janey pensó repentinamente. Necesitaba ir vestida de blanco. Blanco era el color de la pureza. Significaba inocencia y virtud ... Pero la mayor parte de sus ropas blancas eran de verano - a no ser por el escotado vestido de Kors... Janey jadeó al pensar en el coraje que necesitaría... se atrevería a ponerse ese vestido ? Si, ella resolvió corriendo hasta el armario para tomar el vestido. Sería un gesto chocante, hasta audaz; le demostraría a todos que a ella no le importaba lo que pensaban de ella. Y tenía un saco de lana blanco que podía usar sobre él. Envolvería su cabeza con una pashmina blanca y se pondría anteojos oscuros...
Fue hasta el baño y comenzó a preparar su rostro. Hacia tanto tiempo que no aplicaba maquillaje que la camarera había guardado el maletín en el último estante. Lo retiró con un tirón , y al hacer eso, su último lápiz labial Pussy Pink se cayó de dentro del maletín y se cayó en la bañera de mármol. Su tapa se partió con el impacto, y Janey soltó un grito de horror.
Qué significaría aquello? se preguntó, tomando los pedacitos de plástico y sujetándolos en la palma de la mano. No podría llevar el lápiz labial en la cartera sin tapa, porque la pasta se saldría del tubo y mancharía todo. Tal vez , ella pensó , tirando la tapa rota a la cesta de basura, tal vez no fuese un señal tan agorera . Tal vez apenas fuese un señal de que su vida antigua había terminado y que - de algún modo - una vida nueva y mejor había comenzado.

Selden Rose se encontraba sentado en su escritorio, la mirada fija en el contrato delante suyo. Había estado trabajando duramente para conseguir ese contrato por meses - le había encomendado a un guionista famoso una serie sobre una familia que tenía un casino clandestino en el sótano de una casa en el barrio Upper East Side - y aunque el guionista oficialmente no hubiese escrito una palabra, ya se estaba formando un bosquejo en torno al proyecto. Ahora que ese contrato ya estaba casi terminado, él planeaba buscar a Wendy Piccolo para contratarla para el papel de la hija bella, rebelde y soltera. Pero como le sucedía últimamente, vio que apenas conseguía concentrarse en las palabras escritas ... El propio hecho que necesitase leer un contrato de un guión le recordaba constantemente de la situación de Janey. Con un suspiro, puso el contrato a un lado y después se levantó y miró por la ventana el centro de la ciudad. Era un día nublado, y apenas conseguía distinguir el contorno de las torres gemelas...
Miró el reloj - ya era más de 11 30hs . Todavía no había trabajado lo suficiente esa mañana y ahora tendría que ir a almorzar con Victor Matrick en su oficina privada. Deseó poder postergar el compromiso- o cancelarlo - pero , naturalmente, era imposible. La secretaria de Victor lo había telefoneado una semana antes para combinar el almuerzo, y después había llamado esa mañana para confirmar.
El sólo había almorzado con Victor dos veces, desde que había llegado a la empresa: una, cuando Victor pensaba en convertirlo en CEO de Movie Time, y la otra, dos semanas después de haber asumido el cargo. Pero no le sorprendía que Victor quisiera almorzar con él. De ningún modo . Es más, ya se esperaba eso, debido a toda a publicidad negativa que Splatch Verner estaba teniendo últimamente.
No tenía la menor idea de lo que Victor diría, pero se imaginaba que no sería agradable.
Había pasado toda la mañana preocupado con eso, examinando todos los aspectos que el viejo podría abordar, pero finalmente había llegado a la conclusión de que - una vez más - estaba perdido. Exactamente lo que su madre le decía cuando la llamaba religiosamente cada tres días a las cinco da tarde - sólo para ver si había alguna "novedad " desastrosa para la cual ella debería estar preparada con anticipación.
A las doce del mediodía, Selden subió al piso 42 y después recorrió el pasillo hasta el ascensor privado que era el único acceso al piso 43° y el refugio de Victor. Allí adentro había un intercomunicador. Apretó el pequeño botón plateado y una de las secretarias de Victor atendió :
- Si ?
- Soy Selden Rose. Vine a almorzar con Victor.
- Claro, Selden - respondió la mujer animada. - Puedes subir.
La puerta del ascensor se abrió y él entró.
Em tres segundos, llegó al piso 43. Una de las secretarias ya estaba aguardando delante del ascensor para recibirlo.
- Hola , Selden - lo saludó ella, muy atenta. - El Señor Matrick está terminando una llamada; va a necesitar esperar unos cinco minutos. Mientras tanto , puedo llevarlo hasta el comedor .
Pasaron por un corredor estrecho, pintado de azul y repleto de cuadros en las paredes.
- Bom apetite - deseó ella, y después agregó : - Ah, si , me estaba olvidando - y le entregó una tarjeta blanca. - Su menú - ella explicó con una inclinación de cabeza.

- Gracias - dijo él. - Entró en la sala, y miró la tarjeta. "Ensalada: rúcula y tomates de California, con mousse de queso roquefort ". "Plato Principal: lenguado frito con espárragos y brotes de batata. Postre : Brownies de nueces con helado de vainilla".
Debe ser una delicia, pensó Selden sarcásticamente. Y distraídamente, dobló la tarjeta y la colocó en su bolsillo.

Había un plato puesto en el extremo de la mesa delante y otro directamente a su derecha. Selden se sentó en la silla en frente de él.

La puerta se abrió , y Victor Matrick entró.
Selden se levantó .
Victor Matrick era un hombre alto de estructura mediana; a pesar de su edad, que algunos decían que era más de ochenta años. Era una persona notoriamente afectuosa - o , por lo menos , capaz de demostrar afecto .
- Selden - dijo Victor, con un asentimiento de cabeza. - Selden Rose. fue muy bueno que aceptases mi invitación para el almuerzo.
Como si, pensó Selden, amargamente, hubiese tenido otra alternativa.
Victor se recostó en su silla y cruzó sus brazos. Llegó el momento, pensó Selden; Victor iba a comenzar a hablar de su desempeño en el trabajo últimamente...
- Vas a tener que tomar una medida respecto a tu mujer.
- Mi mujer, jefe? - preguntó Selden, con una voz aguda.
- Tu mujer - confirmó Victor, sacudiendo la cabeza .
Durante algunos segundos, ninguno de los dos habló . Selden deseó que el suelo se abriese y lo tragase, o mejor todavía, que lo tragase a Victor .
Estaba tan shockeado que sólo se iba a quedar allí sentado, sin mostrar coraje para defenderse a sí mismo y a Janey , su esposa?
- Señor - dijo Selden carraspeando.
- Si ? - preguntó Victor. Su rostro sólo era solícito.
- Mi esposa ... Janey ... ella me aseguró que es una víctima en todo eso - dijo Selden vacilantemente.
Y sigue repitiendo eso, Selden pensó : aunque él todavía no podía decidir si eso era verdad , una tentativa calculadora de reinterpretación de los hechos o un mecanismo de defensa.
- Ella afirma que realmente escribió un guión...
- Si ella está diciendo la verdad, y si es inocente ... - dijo Victor, yendo directamente al punto -, entonces dónde está ese guión?
Selden no puede responder esa pregunta.
- Estás viendo, Selden? - prosiguió Victor. - El problema es simple . No logras darte cuenta que una mujer como Janey Wilcox... - Y viendo la cara que Selden puso, Victor levantó la mano, para que lo dejase terminar. - Esto no es una crítica - Victor comentó bruscamente. - La verdad es que elegiste mal, Selden - afirmó Victor. - vas a tener que librarse de ella.
Selden no respondió nada . Su boca estaba seca, y levantó el vaso con agua y lo apoyó en sus labios. Victor tomó su tenedor y comenzó a comer la ensalada que había sido servida . Poco después declaró :
- Naturalmente, te voy a dar dos semanas para resolver la situación - Victor declaró y sonrió .
En ese momento, Selden finalmente entendió lo que Victor quería decir.
Iba a tener que escoger entre su esposa y su empleo.

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