martes, 10 de marzo de 2009

LA TREPADORA - CANDACE BUSHNELL - CAPITULO 24

CAPITULO 24

“Las mujeres han sido hechas para ser amadas, no para ser comprendidas. “ Oscar Wilde


Janey surgió de repente en la puerta, su silueta recortada por la luz , y con la tensión excitante de una actriz entrando en escena , se detuvo por un momento y entonces lentamente se sacó el tapado de piel , revelando su cuerpo impecablemente torneado. Selden notó con placer que ella estaba vestida con ropas caras, en un estilo al mismo tiempo sensual y distinguido. Janey dio un paso adelante , entrando a la sala, sus labios formando una palabra, una pregunta:
- Nosotros...? - ella preguntó.
- Un amigo de la facultad.
- Ah! - dijo ella. Parecía preocupada; él la conocía lo suficiente para ver que no se estaba comportando como siempre. Su energía parecía dispersa; había en ella un nerviosismo y un distanciamiento, casi como si no supiese si debería estar allí. Su rostro estaba medio hinchado, y él se preguntó si habría llorado. Después ella dio un paso más dentro de la sala y Selden creyó haber descubierto la causa: el collar de perlas negras que relucía en torno a su cuello. Entonces había sido en eso que ella había gastado el dinero! Desde donde estaba podía ver que eran magníficas, probablemente habían valido el precio. La pobrecita estaba casi muerta de miedo de contarle eso a él.
- Mil perdones - pidió Janey , ofreciendo su rostro para un beso. - Mi día fue simplemente complicado. Pensé que estaba necesitando una limpieza de cutis , entonces fui a la dermatóloga, pero acabé concordando en que hiciese un leve peeling. puedes creerlo ? - Janey lo besó en los labios, acariciándole los cabellos, y después se dio vuelta para hablar con Craig.
- Sé que parece un ridiculez , pero ser modelo es así. La gente se obsesiona con el mas mínimo defecto. No me extraña que la gente piense que las modelos son retrasadas mentales ! - Y extendiendo la mano, se presentó : - Hablando de eso, mi nombre es Janey Rose.
Fue una actuación encantadora, que Craig no dejó de notar. Se puso de pie , y, tomando la mano que ella le ofrecía, se inclinó y la besó.

- Este es Craig Edgers, mi querida. Fue mi compañero en la universidad . Creí que gustaría de conocerlo - dijo Selden, considerando más astuto presentar las cosas así, en vez de decirle que Craig sólo estaba allí para conocer una modelo de Victoria Secret.
- Craig Edgers? - dijo Janey, mirando de Craig a Selden. - Selden! - ella chilló . - Por qué no me contaste que conocías a Craig Edgers?
Entonces casi pudorosamente le dijo a Craig: - Eres un escritor maravilloso. Ya leí todos tus libros, antes que entrasen en la lista de los más vendidos. Creo que era un genio...
Craig Edgers mostró la última reacción que Selden esperaba . Su agresividad, siempre a flor da piel , se encogió como un pene flácido en un mar helado , y Selden de repente entendió por qué Craig se aferraba con tanta furia a esa agresividad - sin su tono agresivo, quedaba reducido a un torpe intelectual . Hizo un gesto como si fuese empujar los anteojos más cerca de sus ojos, pero al recordar que ahora usaba lentes de contacto, se frotó el puente de la nariz.

- Bien - dijo. - No eres la única, por lo menos , no ahora !
Y Janey respondió :
- Estoy super feliz por vos. Debe ser increíble, cuando todos finalmente entienden y descubren que una persona es talentosa!
Y Selden agregó rápidamente :
- No le alimentes mucho el ego , Janey. Si conocieses a Craig hac más tiempo como yo , probablemente lo considerarías un aburrido...
A esa altura, Janey y Craig miraron a Selden como si él fuese un extraño que de repente hubiese interrumpido su amena conversación.
- Selden - dijo Janey, toda ternura. - puedes ir buscar una bebida para mí ?
- Claro - respondió él. Fue a la cocina pensando. Por otro lado... Pero ... por otro lado qué ... ? Sentía envidia? De Craig Edgers? Era eso lo que estaba sintiendo? Si no supiese que no era eso, pensaría que Janey estaba intentando seducir a Craig. Ese modo intenso en que ella, concentraba toda su energía en una única persona - él había pensado que sólo estaba reservado a él, su marido. Pero tal vez , Selden pensó , sirviendo vodka en un vaso y agregando jugo de naranja, tal vez todo esto fuera para él. Tal vez toda esa representación fuese una forma de hacerlo quedar bien - naturalmente, ella debía haber imaginado que él quería que su ex compañero de universidad gustase de ella. Pero aún así , no creía que fuese necesario hacer que Craig cayera encantando por ella .
En verdad había sido una brutal sorpresa, pensó Selden , descubrir que su esposa venía alimentando una obsesión secreta por las obras de Craig Edgers. Incluso ahora, que Craig estaba recibiendo toda la atención del público , Selden todavía no conseguía entender toda esa movida en torno al talento "literario" de Craig. A lo largo de los años, Craig le había enviado sus primeros dos libros y varios cuentos, con la esperanza que Selden se interesase en comprar los derechos para hacer una película, pero Selden había considerado que su obra era pretensiosa y narcisista.

Antes de poner en duda el buen juicio de tu mujer, fíjate con quien se ha casado ella.
Proverbio egipcio


Tal vez estuviese siendo demasiado severo respecto a los talentos de Craig. Tal vez esa severidad naciese de los celos. Tomando la bebida de Janey, se acordó de que no había motivo para sentir celos de Craig: después de todo , en aquello que realmente importaba - el dinero - él tenía tanta ventaja que Craig jamás sería capaz de alcanzarlo. No, Selden reflexionó, estaba enojado porque la cruda verdad era que Craig no era un gran escritor, y no podía creer que su propia esposa no tuviese el intelecto o el discernimiento para darse cuenta de eso.
Obligándose a sonreír , entregó el vaso a su esposa. Janey no era culta; apenas había terminado el colegio secundario . no era justo esperar ese tipo de perspicacia de ella. Pero mientras ella bebía , casi sin mirarlo , Selden tembló por dentro. Estaba sentada bien en el borde del sofá, mirando a Craig con una expresión de adoración.
- Pero es un absurdo - ella decía. - Ellos no entienden el valor de un escritor? Quién conoce la obra mejor que él ? ... Es inherente a su ...
Selden necesitaba interrumpir esa conversación , sentándose en la poltrona en frente de ellos. Había oído las mismas palabras de la boca de sus amigos "intelectuales", y sabía que ella y Craig estaban teniendo la conversación habitual sobre las indignidades sufridas por los autores en Hollywood.
- Mi amor, cambiemos de tema - dijo Selden incisivamente . - Estoy seguro que Craig ya tuvo esa conversación más de mil veces...
Ella se dio vuelta hacia marido con una expresión de orgullo herido y él de repente se sintió culpable. Quién diablos era él para controlar sus conversaciones? Y sin embargo era simplemente desconcertante oír esas opiniones desinformadas saliendo de la boca de Janey y ver a Craig absorbiéndolas ávidamente, sólo porque una muchacha bonita estaba finalmente prestándole atención a . Si al menos Janey reservase su agudeza intelectual para su marido, pensó Selden. Por lo menos de esa forma él podría orientarla respecto a sus ideas...
Craig debía haber percibido esa incomodidad , porque se recostó contra el costado del sofá y cruzó los brazos.
- Hasta ahora tienes razón en todo, Janey - él dijo. - Pero deberías reclamarle a tu marido. Él en parte es responsable por el estado de la industria del entretenimiento de hoy en día.
- No merezco tanto crédito - ironizó Selden.
- Pero Selden - dijo Janey, la voz elevándose ligeramente, indignada. - Estás en una posición para hacer un cambio de actitud . Sabías que una de las personas que hizo una oferta por el nuevo libro de Craig es Comstock Dibble?
- El sabrá lo que está haciendo.
- Comstock Dibble? - Janey dijo. se dio vuelta hacia Craig. - Sabías que el padre de él era bombero hidráulico? Y que él comenzó su carrera vendiendo películas pornográficas? Francamente, qué puede entender ese hombre de arte?
Selden se rió despreocupadamente.
- Eso no es mas que un rumor - dijo él, jugando al abogado del diablo. - Si Comstock Dibble está queriendo comprar los derechos del libro do Craig, estoy seguro que va a adaptarlo al cine maravillosamente bien .
- Pero él no quiere que Craig escriba el guión - observó Janey.
- Astucia de parte de él.
- AY, Selden - suspiró Janey. - Cómo es que se puede no pedirle a un escritor brillante que escriba el guión de un bestseller que le pertenece ?
Selden se quedó mirando furiosamente a Janey y a Craig. De repente se sintió como si estuviese por perder el buen humor , y sabía que, si lo perdiese, ciertamente caería muy mal. El motivo por el cual Comstock Dibble, no quería que Craig escribiese el guión, era que el libro no contenía ningún nudo argumental discernible, y las películas necesitaban aunque sea un nudo argumental . Pero si él comenzase ese tipo de discusión ahora, Craig jamás se iría, y Selden de repente quería que él desapareciese de su vista.
- Bien - dijo lentamente, jugando con el hielo en su bebida. - Tal vez o Craig debería estar agradecido al cielo porque alguien quiere comprar su libro . Hollywood no está comprando casi nada ahora.
- Lo que estás diciendo no es verdad , Selden Rose, y sabes eso - le gritó Janey. Mirando de reojo a Craig, ella agregó : - Es lo que los directivos de Hollywood siempre dicen , y saben que es una mentira. - Bajó los ojos y, cambiando completamente el abordaje, ella miró seductoramente a Selden. - Sos tan competente y capaz , amor... Le dije a Craig que deberías comprarle los derechos de ese libro y transformarlo en una película original para la Movie Time!
La puta madre que la parió.
Selden la miró sorprendido. Janey estaba mismo diferente esa noche, él pensó . Hasta ese momento, siempre se había conformado con estar en segundo plano cuando se trataba de debatir temas de negocios - ella escuchaba y, según él creía , aprendía, pero jamás hacia ninguna sugerencia.

- Bien, qué crees , Rose? - preguntó Craig.
- Creo que vamos a tener que estudiar el asunto - respondió Selden reticentemente .
Los dos hombres se miraron furiosos, como oponentes a punto de declararse un duelo , y Janey de repente se levantó , soltando una risada de un pajarito feliz. El efecto, notó Selden ligeramente enojado, fue desviar inmediatamente la atención de él y de Craig hacia ella.
Sabiendo que los dos la miraban, Janey atravesó la sala y se sentó en la poltrona al lado de Selden, prácticamente en su falda. Selden corrió un poco sus caderas para darle espacio a ella, pensando que ya era hora de qie ella le prestase un poquito de atención a él. Atraijo la mirada de Craig, y sin traslucir emoción alguna, ella sonrió . Craig hizo un ligero asentimiento de cabeza, su boca se apretó en una expresión de desagrado, como si de repente hubiese entendido que había sido traicionado, pero no supiese bien por qué. Pero Selden entendía: Craig había creído que las atenciones íntimas de Janey realmente significaban algo ; creía que en el fondo ella estaba interesada en él, pero ahora veía que Selden era el único hombre en quien Janey realmente pensaba...
- Dile a tu agente que me mande el libro - dijo Selden, ahora podía darse el lujo de ser generoso.
Craig entendió la indirecta y se puso de pie .
- Creo que ya es hora de irme. Lorraine me va a recibir con lo perros...
Janey se levantó lánguidamente, como si su mente y su cuerpo ya estuviesen dirigidos a otra cosa, y extendió su mano delgada, inclinándose hacia adelante para besar ambas mejillas de Craig.
- Vamos a vernos de nuevo, verdad ? Sería perfecto que nosotros cuatro cenamos juntos...
Como si aquello le recordase el abismo social entre las dos parejas, Craig dijo :
- Ah, Lorraine no suele frecuentar restaurantes como esos a los cuales Selden te debe llevar a vos... - Y Janey agarró su brazo impulsivamente.
- No seas tonto - dijo ella cálidamente, llevándolo hacia la puerta mientras lanzaba una mirada de reojo a Selden. - Si pudiésemos elegir, comeríamos hot dogs en la calle . Verdad , Selden?
- Voy a decirles lo que vamos hacer - dijo él, murmurando junto al oído de ella. - Voy a dejarte quedarte con ese collar, si me prometes ir conmigo a mirar esa casa en Connecticut...
Por un momento, los ojos de Janey se nublaron como si ella inesperadamente se hubiese decepcionado. Pero pronto ella suspiró y asintió. Selden se hubiera quedado perfectamente contento con la reacción de su esposa, si no fuese por la expresión de total indiferencia en la cara de ella.

Esa Janey Wilcox era capaz de comportarse como una perfecta idiota , pensó Mimi, enojada, mientras se ponía un par de botas. Oyó a su empleada moviéndose en el cuarto y resolvió llamarla.
- Si , Señora Paxton? - dijo Gerda, apareciendo en la puerta del cuarto de vestir.
- Los niños ya están en el cuarto? Necesito salir para encontrarme con el Señor Paxton.
- Están jugando con la computadora - respondió Gerda.
- Excelente - dijo Mimi. Tomó una cartera Fendi de piel de cobra, verificando si tenía un peine y un lápiz labial dentro. - Probablemente vamos volver dentro de algunas horas, Por lo tanto , trata de ver si los niños fueron a la cama .
- Perfectamente, Señora Paxton - dijo Gerda, preguntándose el motivo de toda esa preocupación por parte de su patrona.
Mimi salió caminando por el corredor con pasos largos, atravesó la sala, yendo hasta un vestíbulo, que llevaba a otro corredor, al final del cual quedaban los cuartos de las empleadas y dos cuartitos para los hijos de George. Espió por la puerta : George y Jack estaban sentados delante de una computadora nueva , de las más sofisticadas, como dos animalitos (bien, uno grande y uno pequeño) agachados delante de la pantalla. Apenas levantaron los ojos cuando ella entró.
- Buenas noches, chicos - saludó ella. - Su padre y yo sólo vamos volver tarde. Por lo tanto , no nos esperen por despiertos .
- Buenas noches - gruñó Jack. Por un segundo, Mimi se preguntó si debería esforzarse para darles un beso maternal de buenas noches, pero la expresión ligeramente hostil de George la desanimó, y ella cerró la puerta con un ligero ruido, recordándose de repente que los niños parecían querer a Janey.
Maldita perra Janey, Mimi pensó , sacando un saco de cibelina del armario del corredor de entrada y colocándolo sobre sus hombros. Aparentemente, no era culpa de ella que su hermana Patty necesitase un lugar donde quedarse , pero Mimi sospechaba que eso era algún tipo de excusa inventada. No por lo que Janey había dicho, sino por la forma en que había tocado el tema - sin aviso previo , con un tono de superioridad en su voz, como si quisiese vengarse de algo que Mimi le hubiese hecho. Mimi no lograba imaginar qué estaría tramando Janey , y eso potencialmente la colocaba en una posición de desventaja, y por eso ella había acatado su pedido .
Pero todo era tan inconveniente...

No pocas veces ya he dicho adiós; conozco las horas desgarradoras de la despedida - Nietzsche

El ascensorista le sonrió , pero en vez de conversar con el hombre, como solía hacer, Mimi sólo respondió con un asentimiento de cabeza. En dos semanas, ella y George viajarían a Aspen, y ella creía que conseguiría hospedar a Zizi en algún hotel, pero eso aumentaría el riesgo de ellos fuesen atrapados por la prensa. Lo bueno del apartamento de Janey, aunque fuese absolutamente espantoso era el hecho de que era discreto: no tenía porteros para observar las idas y venidas, y sus otros habitantes eran demasiado viejos o demasiado pobres como para saber quién era ella.
Voy a hallar un modo , Mimi pensó nerviosamente , calzándose los guantes, mientras pasaba por la portería. Y por un tiempo castigaría a Janey fingiendo que estaba demasiado ocupada como para hablar con ella . Entonces Janey entendería que nunca mas debería dirigirse a ella con ese tono de superioridad ...
El portero abrió a puerta para ella, e Mimi salió . Nevaba bastante, pero la Quinta Avenida se encontraba maravillosamente silenciosa, y las luces de los postes de iluminación, más tenues, iluminaban la oscuridad de Central Park, creando un clima de bosque encantado . Mimi comenzó a caminar hasta el automóvil, pero de repente oyó a alguien llamarla por su nombre, y cuando reconoció la voz de Zizi, casi se murió del susto.

Por un segundo, se quedó paralizada, pero poco después , dándose cuenta que estaba completamente visible por la luz brillante que venía de la portería, pasó rápidamente al costado de la calle , penetrando en el área de penumbra producida por unos arbustos. Zizi estaba cubierto por una espesa capa de nieve, como si la estuviese esperando hacia mucho tiempo allí afuera, y Mimi inmediatamente entendió que algo terrible había sucedido.
- Qué pasa? - preguntó ella, cuchicheando y deseando quitarle la nieve acumulada en la cabeza de él, pero sabiendo que cualquier gesto que hiciese podía ser observado y debidamente recordado por el portero.
- Necesito hablar con vos - respondió él. - La expresión en su rostro era enojada, como si él hubiese sido gravemente ofendido e estuviese considerándola responsable.
- No podemos conversar aquí - explicó ella, mirando a su alrededor nerviosamente - No podemos vernos mañana? - Mimi suplicó. Y después agregó : - estoy yendo a encontrarme con George...
- Ese es siempre el problema - comentó él disgustado. Y en ese momento, ella entendió que él estaba allí para romper la relación .
Retrocedió algunos pasos, como si quisiese llevarlo lejos del peligro.
- Mi querido, por favor - Mimi dijo, intentando hacerlo razonar, y sabiendo que el único modo de evitar que la situación empeorase era estar calma. - Vamos a conversar sobre el asunto mañana. Puedo vete después del almuerzo. Más o menos a las dos, tal vez ...
Zizi Sacudió la cabeza, con determinación ; ella vio que él ya se había decidido.
- No podemos seguir viéndonos - dijo él, con una simplicidad devastadora. Mimi sabía que eso iba a acabar sucediendo, pero retrocedió , sintiéndose destrozada por dentro, consciente de que no podía armar un escándalo allí, y que no conseguiría hacerlo cambiar de idea. Zizi era joven y solía ser confuso respecto a la forma de llevar su vida, y cuando tomaba una decisión, se aferraba a ella con firmeza inapelable, como que para obligar a la inseguridad a someterse a su voluntad.
Mimi sintió ganas de gritar "Por qué?" como un animal herido, pero sus años de roce social de repente entraron en acción y ella logró recobrarse. Con una expresión completamente neutra en la cara , preguntó:
- A dónde vas, entonces?
El pareció quedarse aliviado porque ella no reaccionaba llorando, y eso la amargó más que cualquier otra cosa.
-Me voy a Europa - dijo él. - Hablé con Harold Vane esta tarde, y viajo mañana.
Mimi le sonrió , como si Zizi fuese un extraño en una reunión, sentía como si estuviese fuera de su propio cuerpo, observando dos actores en una obra de teatro. Mimi extendió la mano.
- Entonces, adiós - dijo. Zizi tomó la mano de ella, buscando una reacción más intensa en su rostro, pero ella sería incapaz de revelar lo que realmente sentía. Y después en un momento de pasión, él se inclinó y le apretó los hombros con fuerza, besandola en el rostro.
- Algún día voy a ser rico - dijo Zizi ardorosamente. - Y ahí vendré a buscarte ...
Mimi quedó demasiada perpleja para responder. Él la soltó y retrocedió un paso. Si no le diese la espalda , si él se aproximase a ella otra vez o intentase prolongar la charla, se iba a desmayar, Mimi pensó , iba a caer en la calzada como una bolsa vacía...
Pero él no se acercó a ella otra vez. Después de una última mirada ardiente, se dio vuelta abruptamente y comenzó a caminar rápidamente por la calle , doblando súbitamente en una transversal, como si no confiase en si mismo, y fuese a ceder a la tentación de mirar hacia atrás otra vez.
Mimi se quedó allí de pie algunos instantes más, mirando en la dirección por la cual él había ido , y después se recompuso. Se sentía extrañamente bien, pensó . Ahora necesitaba borrar ese incidente de su cabeza hasta poder estar a solas y poder analizarlo y hacer el duelo en privado . Sus piernas, no supo cómo, la llevaron hasta el automóvil. Muhammad salió y abrió a puerta.
- Espero que ese hombre no la haya incomodado , señora - dijo él. Mimi se sentó en el asiento trasero; la puerta se cerró con un golpe firme y metálico.
- De ningún modo - ella dijo finalmente, en voz calma, cuando Muhammad se sentó en el asiento del conductor. - Es un viejo amigo mío. .. sólo vino decirme que a su madre murió.
- Qué tristeza - lamentó Muhammad. - Espero que él esté bien.
- Creo... que él está muy trastornado con eso - dijo ella, preguntándose cómo esa loca conversación había comenzado.

El automóvil dobló en la esquina y comenzó a transitar lentamente por la Avenida Madison. Finalmente llegó al Hotel Carlyle y Mimi salió . George estaba sentado en una mesa con algunos colegas; fue una tortura tolerar todas esas presentaciones. Debería beber algo ? No, prefería no beber nada, hallaba la nieve linda, pero inconveniente. Pero dudaba que alguien estuviese cubierto de nieve por la mañana. George finalmente resolvió partir , y ellos salieron por la puerta giratoria, con George detrás de ella. Él nunca había conseguido aprender los detalles de la conducta caballerosa, como el hecho que un hombre debía sentarse no asiento trasero de un automóvil primero para a mujer no necesitara deslizarse por el asiento, o que un hombre debía siempre pasar primero por una puerta giratoria para a mujer no necesitara empujarla. En la calle , él se detuvo , y mirando a ambos lados , preguntó:
- Debemos escoger a Pike o a Muhammad?
Mimi demoró para responder, no sólo debido al absurdo de la pregunta sino también a la realidad de tener dos automóviles y dos choferes. Cuando era pequeña, todos las personas que ella conocía tenían automóviles y choferes, pero tener dos habría sido considerado una exageración y una falta de clase, y en vez de hallar la situación graciosa, como normalmente lo haría, ella veía ahora que era meramente deprimente...
- Vamos con Muhammad - Mimi respondió . Sus rodillas de repente parecían estar a punto de ceder, y sintió miedo de que no la sustentasen se intentase entrar al SUV.
- Eres quien manda - dijo George, sujetando la puerta del automóvil para ella entrase.
Cuando él se sentó a su lado , Mimi vio que George parecía estar muy satisfecho consigo mismo - su expresión era la misma que cuando acababa de cerrar un negocio genial . Anteriormente, en ese mismo día, él le había pedido para se encontrase con él en el Carlyle, prometiendo algún tipo de "sorpresa", y ella había quedado curiosa, pero ahora no estaba para nada inquieta por saber qué era.
- George - Mimi pidió , poniendo la mano sobre la de él. - La sorpresa no puede esperar hasta mañana? Me estoy sintiendo medio... mal.
George instintivamente apartó su mano de la de ella y, cuando él hizo eso, Mimi se dio cuenta que realmente estaba sintiéndose enojada. Fue dominada por una oleada de náuseas, que pasó en un minuto, y después se recostó en el respaldo del asiento.
- Sólo va a demorar algunos minutos - prometió George, impasiblemente , y entonces comenzó a conversar con Muhammad sobre el mercado de acciones.
Mimi se desconectó de él, como solía hacer últimamente, e intentó pensar en su cama, donde, si tuviese suerte, tal vez estuviese dentro de media hora más o menos. Pero con eso poco ganaba; George también estaría en la cama, y mirando la cara redonda e insípida de él, de repente deseó alejarse . Pensó en gritarle a Muhammad que se detuviera , y salir corriendo del auto; ir a un bar local pata ahogar sus penas en whisky.
Pero no podía hacer eso... El automóvil estaba estacionando delante de un edificio, en Park con la 65...
Medio confundida, Mimi miró vagamente por el vidrio de la puerta . Reconoció el edificio de inmediato; conocía muy bien ese apartamento - una de sus amigas había vivido allí cuando niña, y más tarde, ella había asistido a docenas de fiestas en ese mismo lugar.
- No entiendo - dijo ella. - Vamos a alguna fiesta? Loss Finchbergs ya no viven más aquí hace un año...
George tomó el brazo de ella y la empujó fuera del automóvil.
- No estamos yendo a ninguna fiesta - dijo él, levantando las cejas, muy animado. - Pero ciertamente espero que comencemos a dar nuestras propias fiestas...
Mimi se detuvo y contuvo la respiración, inmediatamente comprendiendo lo que él quería decir.
- Ay, George - ella dijo espantada, notando que por algún motivo parecía tener dificultad para respirar. - Vos no...
- Yo , si - dijo él, tocando el timbre . - Lo Compré antes que saliese el anuncio.
Ellos pasaron por la portería y entraron al minúsculo ascensor. Mimi de repente tuvo una sensación claramente desagradable de que su aparato digestivo estaba a punto de descontrolarse horriblemente, y sintió la sangre huir de su rostro. Pero George no pareció notarlo - jamás notaba nada malo en ella, nada, pensó ella, sintiéndose desamparada, y casi todo el tiempo intentaba tratarla como a una empleada...
La puerta del ascensor se abrió , y ellos alcanzaron un magnífico vestíbulo. Mimi intentó mirar a su alrededor , pero oyó un zumbido dentro de su cabeza, y una sombra pareció querer insinuarse, venía de la periferia de su visión. La reforma y la redecoración del apartamento iban a llevar innumerables meses, ella pensó , llevando la mano a su cabeza para evitar esa oscuridad cada vez mayor, y luego George iba a esperar que ella trabajase como una esclava - ese era el motivo por el cual se había casado con ella. Pero a quién estaba queriendo engañar, Mimi pensó desesperada, mientras el zumbido en su cabeza parecía aumentar el volumen. Esa era la vida de ella, la vida que había escogido , y ahora con ese apartamento, nunca, jamás, conseguiría escapar de ella...
Y en un último gesto de desesperación, ella agarró la manga del saco de George, sintiendo que la tela de cachemira se deslizaba por sus dedos, poco antes de caer en el piso de mármol al estilo del siglo XVIII.

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