CAPITULO 28
‘Al final del día, una familia amorosa debe hallar que todo es perdonable .”
Mark V. Olsen
El interminable y rítmico golpeteo de una pelota de tenis estaba casi haciendo que Janey se adormeciera. Esforzándose por mantener los ojos abiertos, ella se obligó a por lo menos fingir que estaba concentrada en el juego allá abajo. Desde su punto de observación , debajo de un árbol sobre la colina , podía ver grande parte de la isla extendiéndose delante de ella , con sus campos verdes atravesados por caminos asfaltados estrechos y negras y , más cerca , el mar Caribe . En el camino que pasaba al lado de la cancha de tenis, dos empleadas con uniformes charlaban animadamente .
En la cancha allá abajo, Selden jugaba con su padre, Richard Rose, y su hermano, Wheaton, era el árbitro. Los tres hombres estaban de blanco, siguiendo una de las reglas de Mustique Corporation, que pedía que se usasen la ropa tradicional de tenis. de pie en el fondo de la cancha, cerca de Selden, Wheaton hizo un gesto de cruz con los brazos.
- Bola afuera! - gritó . - Afuera! Perdón , padre.
- No te preocupes . Todavía voy a vencer a ese hijo de su madre - dijo Richard Rose, jadeante, arrojando la pelota hacia arriba y golpeándola con la raqueta con toda sus fuerzas.
Sentada en el pasto al lado de Janey, Paula Rose, la madre de Selden, soltó un grito de advertencia, "Richard!", haciendo que Selden, Wheaton y Richard Rose mirasen de reojo en dirección a ellas.
- El viejo está perdiendo y está comenzando a sentirse medio injuriado - le gritó Selden entusiasmado a Janey. Ella le dirigió una sonrisa sin gracia, cuando Paula Rose dio un grito ensordecedor:
- No te olvides la educación que te dimos !
Se dio vuelta hacia Janey y, sacudiendo a cabeza, dijo :
- los niños simplemente adoran jugar al tenis. Creo que mi mayor error fue permitir que o Richard construyese una cancha de tenis en nuestra casa en Chicago.
Janey le pegó a un mosquito que la picaba en la pierna, y, intentando parecer interesada, respondió :
- No me digas!
La primera cosa que Selden le había dicho a su padre cuando habían llegado, tres días atrás , fue : "Eh, ya descubriste dónde están las canchas?"
Janey se rascó y la picadura comenzó a sangrar , dándole un cierto alivio. La isla estaba infestada de mosquitos; incluso dormir debajo de un mosquitero era una protección limitada, porque los insectos se quedaban zumbando en la red con una violencia furiosa que la mantenía despierta durante la mitad de la noche. Selden dormía bien, pero ella estaba exhausta. Si al menos lograse dormir bien una noche, Janey pensaba desesperada, tal vez sería capaz de soportar esa semana sin enloquecer...
- La temperatura es perfecta para jugar tenis ahora, no? - Isabelle habló , con simpatía. Isabelle era la esposa de Wheaton, y un perfecto ejemplo de los buenos valores de la gente del medio oeste americano : era amistosa y bondadosa - y absolutamente sosa - con una personalidad carente de extremos o ángulos interesantes.
- Gracias a Dios no hace demasiado calor ahora - dijo Paula Rose, concordando. -En estas islas del Caribe, es necesito jugar de mañana bien temprano o por la tarde casi noche. Cuando estuvimos en Round Hill, hace seis años... - ella dijo, y comenzó con una larga historia sobre las dificultades de conseguir una hora en una cancha en el momento que la temperatura fuese tolerable . Janey no tardó a desligarse de la historia, concentrándose en una hormiga que arrastraba una hoja por el pasto y sus sobre pies - lo que fue un error, pues de repente Paul giró la cabeza y dijo :
- Ey , Janey, qué crees ?
- Ah - dijo Janey, levantando la vista e intentando sonreír. La boca le dolía por hacia tres días que venía dando sonrisas forzadas ante todo tipo de cosas con las cuales no estaba ni un poco satisfecha. - Qué creo de qué ?
- De Richard, una vez se agarró una insolación ... - Paula explicó, intercambiando una mirada con Isabelle.
- Gracias a Dios que se recuperó - dijo Janey, intentando ver si conseguía meterse en la conversación.
- Vamos , naturalmente que se recuperó - dijo Paula, mirando a Janey como si ella fuese una idiota. - Pero durante esas dos horas, en que consultamos a todos los médicos de Jamaica... Yo estaba segura que él estaba sufriendo un infarto. "Por lo menos espera a que volvamos a Chicago para morirte ", yo le dije a él. Ahora, cada vez que estamos sacando vacaciones , él siempre promete que no va a dejar nada malo le suceda hasta que volvamos a casa...
Aunque Isabelle se riese, para agradar, Janey se sintió incapaz de reaccionar . Estaba intentando socializar , pero la familia de Selden era tan diferente a ella, que habría sido más fácil si ellos literalmente proviniesen de otro país, quizás de Suecia...
Ah, todos eran perfectamente simpáticos - por fuera. La Señora Rose, por ejemplo, pensó Janey , mirando a Paula de reojo . Después de contar sus anécdotas - como ahora - fingía que Janey no existía, y parecía completamente concentrada en el juego, entre Selden y Richard. Era lo que as personas llaman una mujer "bien conservada"; aparecía todas las mañana con una camiseta blanca y bermudas , un pañuelo Hermes amarrado al cuello, con los cabellos cuidadosamente peinados y maquillaje en la cara . Era una mujer atractiva , y considerada por el resto de la familia como una mujer interesante porque todavía era periodista del Chicago SunTimes. Al principio de la primera noche, había sido tan gentil, mostrándole a Janey su cuarto, y haciendo comentarios sobre la ropa , los zapatos y las carteras "lindas" de Janey, que Janey llegó a imaginar que de hecho podrían llegar a ser amigas . La Señora Rose podía llegar a ser la madre que ella jamás había tenido...
Pero a la hora de la cena, Janey se había sentado al lado del padre de Selden, Richard. Richard era un abogado retirado de una reconocida empresa de Chicago donde Wheaton todavía trabajaba. Richard Rose ahora se dedicaba a su dieta y a su programa de ejercicios que, según él, era responsable del hecho de que hasta allí él hubiese podido evitar "el cáncer". Janey, sintiéndose insegura, probablemente le había prestado demasiada atención a su suegro , y a la mañana siguiente había sentido que la relación con su suegra se había enfriado ...
En la cancha , Selden acertó una derecha que pasó rozando a Richard. Después , tirando al suelo la raqueta, se declaró ganador. En minutos, los tres hombres subieron lentamente el montículo cubierto de pasto, y Janey se puso de pie , deseando que los juegos de tenis de ese día hubiesen finalmente terminado. Quizás ella y Selden pudiesen ir tomar un cocktail a algún lugar - ella había oído decir que había un bar muy bonito al aire libre en la isla donde Mick Jagger, según los rumores, solía pasar sus vacaciones. ..
- Nos podemos quedar con la cancha una hora más - dijo Selden, sin aliento. - Quién quiere jugar ahora? Janey?
- Sabes que no sé jugar tenis - respondió Janey, y antes que ella pudiese sugerir que podrían salir a pasear , Richard la interrumpió. con una amonestación del tipo “nunca es demasiado tarde para aprender”, dijo :
- Selden, debería darte unas lecciones.
- No soy muy buena para practicar actividades físicas - se justificó Janey, con voz débil .
- Isabelle empezó aprender a los 31 años - replicó Wheaton. - Ahora, juega bastante bien. A veces, hasta logra ganarme un game...
- Sólo cuando te apiadas de mí- dijo Isabelle, riendo.
- Paula? - preguntó Richard.
- Debo ir a la casa a hablar con la cocinera - dijo Paula. - Quiero ver si ella compró carne para la cena de Navidad... Alguien sabe si el supermercado va a estar abierto mañana?
- Hasta el mediodía - respondió Selden.
- Qué alivio - dijo Paula.
Janey desistió.
- Jueguen Wheaton y vos - le dijo ella a Selden. - Yo creo que voy a volver a casa. estoy cansada...
- Cansada! - exclamó Richard. - Pero sos la más joven del grupo.
- Son los mosquitos. No consigo dormir de noche - se justificó Janey.
- Hubo un gran zumbido alrededor de nuestras cabezas anoche , cierto , Wheaton? - dijo Isabelle. - Lograron entrar dentro del mosquitero, no sé como...
- Esos mosquiteros no sirven para nada - explicó Richard. - Tenemos que usar las tabletas...
- Te parece ? - dijo Isabelle. - No logramos descubrir cómo hacer que las nuestras funcionen.
- Yo te muestro - dijo Paula. - Primero se abre el envoltorio de aluminio y sacas el repelente de adentro...
Selden dio un paso en dirección a su esposa y pasó su brazo alrededor de sus hombros. Estaba sudado y Janey se encogió ligeramente.
- Estás segur que no quieres ver la zurra que voy a darle a Wheaton? - preguntó.
- Selden... - dijo Paula, con un tono de advertencia.
- Vengo a verlo jugar mañana - prometió Janey, fatigada.
- Vengan , muchachas - llamó Paula. - Richard, vienes con nosotras?
- Me voy a quedar un poquito más.
Janey comenzó a descender el morro con Paula e Isabelle.
- Selden está jugando demasiado... - Janey arriesgó, intentando mostrar algo de gracia. - Espero que él no tenga un infarto o algo así. ..
Naturalmente, Paula entendió el comentario de otra manera.
- Selden? - preguntó ella suspirando , mientras miraba incrédula para Janey. - Selden está en perfecta forma física . ..
- Ah, lo sé, pero... - dijo Janey débilmente.
Había un jeep blanco estacionado al pie de la colina, e Isabelle ocupó el asiento del conductor. A Janey le costó un poco subirse al asiento del pasajero, sintiendo la impaciencia de Paula detrás de ella. Finalmente empujó el asiento hacia adelante y entró , sentándose en la parte de atrás. Paula se arrojó en el asiento de adelante.
- Estás segura que estás bien para manejar? - le preguntó a Isabelle.
- Absolutamente. Adoro manejar - respondió Isabelle.
- Estos caminos son tan estrechos y llenos de curvas que me ponen nerviosa - comentó Paula, riendo. Y entonces , como si recordase que Janey también estaba en el auto, miró hacia atrás. - Sabes manejar, Janey? - preguntó, con la mayor simpatía en su voz.
- Si, sé - dijo Janey. - tengo un Porsche.
- Un Porsche! - exclamó Paula. - Entonces sos vos quien debería manejar...
- Fue un regalo personal de Victoria Secret - dijo Janey, rascándose la pierna.
Paula la miró de reojo por el retrovisor.
- Debes devolverlo?
- No - dijo Janey. Por lo menos , creo que no... Además, no lo devolvería, aunque tuviese que hacerlo.
- Ah, no? - preguntó Isabelle. Ella y Paula intercambiaron miradas.
- No - dijo Janey, su irritación estaba a flor de piel . - Por qué debería hacerlo ?
No había cómo responder educadamente una pregunta así, Por lo tanto Paula cambió de tema.
- Tus padres no están enojados con el hecho de no estés pasando Navidad con ellos ? - indagó.
- No - respondió Janey. Ahora estaban en la villa, una pintoresca aldea repleta de pequeños edificios pintados en vividos colores . Eran las tiendas donde se vendían ropa, helados y otras provisiones.
- Estás segura? - preguntó Paula sorprendida . - Si mis niños no pasasen Navidad conmigo, no sé lo que haría...
- No me llevo tan bien con mis padres - dijo Janey altivamente . - Mi madre nunca me quiso...
Su respuesta debió haber conmovido a la Señora Rose, porque ella gritó :
- Ay, Janey. Qué cosa mas horrible !
- Está bien - dijo Janey. - Ya lo he aceptado .
Pasaron por la villa y la minúscula marina. Había dos yates inmensos anclados a lo largo, y Janey se sintió curiosa por saber quienes estaba en ellos. Si al menos, ella pensó por centésima vez, Selden hubiese pensado en avisarle a donde irían con anticipación... Por lo menos , habría logrado descubrir a quienes conocía en esa isla, quien podría hacer presentaciones. .. Era imposible que no hubiese ninguna persona interesante allí... Pero en vez de eso, estaba teniendo que soportar a la familia de Selden , y si dependiese de la Señora Rose, todas las Navidades iba a ser exactamente iguales a esa ...
Isabelle subió un morro con el jeep , y tomó un camino que llevaba a la casa de veraneo de ellos, una construcción de piedra blanca con una enorme chimenea , situada sobre un peñasco que daba a la ensenada. Por lo menos la casa era buena - supuestamente una de las mejores da isla -, pero qué ganaba estando en un caserón maravilloso si nadie importante la viese ?
- Creo que voy a volver dentro de una hora más o menos para llevar a los niños - comentó Isabelle. Janey se estremeció ; ellas dos estaban realmente comenzando a ponerle los nervios de punta , con esas idioteces de llamar a los hombres “niños” y a las mujeres de “muchachas”.
- Tal vez fuese bueno que alquilásemos otro jeep - sugirió Janey. - Así. ..
Paula Rose la interrumpió .
- Selden tuvo la misma idea, pero yo le dije que no despilfarre el dinero - ella dijo, con firmeza. - ya pasamos decenas de vacaciones en familia con sólo un automóvil. .. y además ... - ella agregó - encuentro divertido que todos viajemos juntos. Es un modo de unirnos. Exactamente como cuando los niños eran pequeños...
Ahora si, me voy a enloquecer , pensó Janey, cuando entraron en la casa.
Apenas había pasado diez minutos descansando, cuando Isabelle golpeó la puerta y entró en el cuarto.
- Está durmiendo? - preguntó Isabelle.
- No exactamente - respondió Janey.
- Estaba pensando en ir a la ciudad a hacer unas compritas antes de ir a buscar a los niños . Quieres venir conmigo?
- Claro - suspiró Janey, creyendo que ir a hacer compras sería un poco mejor que estar mirando el techo.
- Te encuentro en el jeep dentro de cinco minutos, entonces - combinó Isabelle.
Janey se levantó y se miró en el espejo . Estaba ligeramente bronceada, su piel con un tono dorado, y con excelente apariencia, a pesar del cansancio. Pero siempre se veía mejor cuando el clima era más caluroso, y, sacándose los shorts, se puso un vestidito de Pucci sin mangas, y sandalias doradas sin tac. Se acordó que necesitaba aprovechar lo mejor que pudiese...
Sólo que todo había sido ligeramente decepcionante. Ella había traído bonitas “ropas infórmale” , y ahora entendía que aquello había sido un desperdicio, principalmente porque el guardarropa de Isabelle aparentemente consistía en vestidos de algodón estampados sin corte alguno , y ojotas . Una vez más deseó estar en cualquier otro lugar, menos allí - cualquier lugar donde no necesitase estar cerca de la familia de Selden. Incluso Patty y Digger estaban en Aspen, ya que, según Patty, ella y Digger habían tenido un año muy estresante, y no soportarían estar con ningún pariente...
Isabelle estaba de pie junto al jeep, con una mochila de cuero colgada en un hombro, jugando con las llaves .
- Vamos, te ves muy bien - ella dijo, entrando en el jeep. - Iba a preguntarte donde compraste ese vestido, pero debe haber costado un millón de dólares...
- No - respondió Janey. - es un Pucci. Costó probablemente unos doscientos dólares...
- Es mucho más de lo que podría gastar en un vestido de verano - comentó Isabelle riendo.
- Pensé que Wheaton era abogado - dijo Janey. - Y vos trabajas, no...?
- Soy una headhunter, una “cazadora de talentos” - confirmó Isabelle. - Fue así que conocí a Wheaton. Es perfecto, porque todos los días son diferentes. Soy el tipo de persona a la que no le gusta el sedentarismo y la rutina - ella explicó - y Wheaton es igual a mí, por lo tanto nos llevamos bien.
Janey asintió, sin saber qué decir. Le parecía que Isabelle y Wheaton eran exactamente el tipo de gente que adoraban las rutinas, pues hasta allí se habían contentado con no hacer nada además que jugar al tenis e ir a la playa. Pero sintiendo que necesitaba responder algo, Janey dijo :
- Wheaton es un amor de persona.
- Lo crees ? - preguntó Isabelle, tomando una curva cerrada con mucho cuidado. - Después que a uno está casado hace algún tiempo , uno se olvida como es tu marido a la vista de otros.
A Janey no le había gustado tanto Wheaton - sus ojos estaban demasiada juntos y su nariz era demasiado grande y torcida , como Selden, tenía rasgos fuertes que no permitían que fuese considerado exactamente bonitos -, pero ahora , que ya había dicho la frase, no podía volverse atrás.
- Ah, si - Janey dijo enfáticamente. - él tiene ... una gracia...
- Eso cree él , por lo menos - dijo Isabelle con una carcajada cordial, al estacionar el jeep delante de la rambla de madera que recorría la villa que quedaba paralela al mar . En un gesto automático, Janey bajó el tapasol del automóvil y verificó su imagen en el espejo. Cuando tomó el lápiz labial, Isabelle dijo :
- Estoy loca por saber el nombre de ese lápiz labial que usas. Es tan lindo...
- Es lindo , verdad? - dijo Janey, pasando el lápiz labial levemente por sus labios. - No es totalmente rojo, ni exactamente rosa...
- Un poco de cada uno , verdad? - dijo Isabelle.
- Su nombre es Pussy Pink - dijo Janey, colocando la tapa y devolviendo el labial a la cartera. - Yo lo uso hace años. Lo descubrí en París...
- Viviste en París? - preguntó Isabelle.
- Si - dijo Janey. - La mayoría de ls modelos van a p París al principio de su carrera.
- Yo siempre quise vivir en Paris - dijo Isabelle. - debe ser fascinante.
- Fue... interesante - concordó Janey, cautelosamente. París estaba ligada a recuerdos desagradables, la mayoría de los cuales prefería olvidar. Cambiando de tema , preguntó: - Wheaton y vos tienen hijos?
- no - respondió Isabelle, sujetando su cabello crespo en la nuca con una hebilla plástica. Ella podría ser bonita, pensó Janey, si se cuidase mejor - teñir el cabello para cubrir las primeras canas e inyectar botox en esas dos arrugas profundas entre las cejas. - Pero Wheaton tiene uno - continuó . - Del primer matrimonio de él.
- No sabía que Wheaton había estado casado antes - comentó Janey, cuando comenzaron a caminar en dirección a las tiendas.
- Fue hace mucho tiempo atrás - dijo Isabelle. - creo que Mandy es ele nombre de la ex - era una. .. mujer que quería triunfar en la gran ciudad , sabes? Y Wheaton sintió pena por ella. Al final ella quedó embarazada y él acabó casándose con ella. tuvieron una niña... ahora ya tiene 15 años.
- Una edad difícil - comentó Janey comprensivamente.
- Y cómo! - concordó Isabelle. - Ella es medio rebelde, sabes? Vivo diciéndole a Wheaton que, si no toma medidas , ella va a acabar embarazada, pero sabes como son los hombres. Nunca se dan cuentas de las cosas que las mujeres perciben. - Isabelle se detuvo delante de una tienda para mirar un par de sandalias hawaianas adornadas con flores de plástico. - Pero debo reconocer que Paula es simplemente fantástica. Ella todavía visita a la chica todos los fines de semana, llueva o haga sol...
- Y vos, no quieres tener hijos? - preguntó Janey, cuando entraron en la tienda .
- Estamos intentando... - dijo Isabelle, tomando el par de hawaianas y girándolas para ver el precio. - Mi médico cree que voy a tener que hacerme fertilización in vitro. Sé que hay que recibir muchas inyecciones, y no sé bien si quiero hacer eso, entiendes ? A veces lo miro a Wheaton y pienso: espera , él ya tiene una hija...
Janey asintió.
- Debería llevar esas sandalias - Janey sugirió.
- Lo crees ? - preguntó Isabelle.
- Por qué no?... Si te gustan - dijo Janey.
- Sólo cuestan ocho dólares - dijo Isabelle pensativamente.
- Entonces no tienes ni que pensarlos, vas a comprarlas - dijo Janey, con firmeza.
Isabelle pagó las hawaianas y ellas salieron de la tienda. En la calle , Isabelle se dio vuelta hacia Janey y sonrió .
- Estoy segura que este viaje fue una especie de sorpresa para vos - dijo cautelosamente.
- Lo fue - concordó Janey.
- Paula le dijo a Selden que debía contarte, pero él no quiso - contó Isabelle , metiendo las hawaianas dentro de mochila. - Creo que Selden a veces es caprichoso. Pero tal vez ... - ella agregó , con una intuición impresionante - ... tal vez él estuviese miedo que, si te contase, vos no quisieses venir.
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