domingo, 10 de enero de 2010

JETTATTORE - CAPITULO 19 - BETINA KRAHN

CAPITULO 19


Después de una viaje infernal, Douglas fue directamente a su residencia, en la elegante plaza de St. George. Tiró las riendas de los caballos y estacionó delante de la casa. Bajó del cabriolé, tomó el bastón y fue rengueando adentro.
Se encontró con una montaña de equipajes y cajas de todos los tamaños y formas. El espacioso hall de entrada, con su escalera y piso de mármol florentino, candelabros de cristales, estaban prácticamente tapado con esas cosas. Casi se tropezó con una maleta de cuero que parecía haberse caído de una pila.
Una mujer imponente, vestida de seda gris, irrumpió en el hall con una actitud furiosa. Detrás, venía Eversby, el mayordomo. Douglas se quedó atónito.
Lady Catherine Austen, vizcondesa de Oxley, se dio vuelta hacia su nieto, lo estudió de la cabeza a los pies y murmuró una orden seca:
- Dile a ese cabeza dura que lleve mis cosas arriba ! El las dejó aquí en el hall todo el día ! Es una actitud indisculpable !
- Su señoría ! - Eversby corrió al lado de su patrón y luego se detuvo al ver su aspecto deplorable. - Se siente bien ?
- Mi convalecencia progresó mucho mejor de lo esperable , Eversby. Resolví volver antes.
Su imperiosa abuela finalmente se dignaba a hacerle una visita. Lanzó una mirada a la montaña de equipaje. Evidentemente, para una larga estadía. La miró .
- Consideré que era hora de estar con mi nieto. - Ella pareció leer sus pensamientos. - Tal vez para recomponer las relaciones familiares.
La invitación había sido hecha cinco años antes. Por que la vieja irascible había elegido ese infeliz momento en particular para bajar de su pedestal y venir a él?
Al poco tiempo de llegar a Inglaterra, Douglas había hecho de todo para que ella lo reconociese como nieto, y había sido rechazado como un paria. después de hacer fortuna, la había buscado. Y ella se había ocupado de que él fuese excluido de sus círculos sociales. Y, de repente, resolvía darle una oportunidad.
- Lo siento mucho. Sin las órdenes de su señoría , yo no sabía si ... - Eversby se disculpó .
- Comprendo perfectamente. - Douglas miró a su leal mayordomo. - Ocúpate de que el equipaje sea llevado arriba. Y ayuda a Stephenson a bajar del cabriolé e a ir a su cuarto. - Se volvió hacia su majestuosa abuela. - Bienvenida, lady Catherine. Ahora, si me permites , tuve un viaje muy cansador.
Pidió un baño caliente y un plato de frutas y luego caminó por entre las pilas de cosas en dirección a las escaleras. Estaba en el tercer escalón cuando un bulto blanco surgió en lo alto de una pila, saltó y aterrizó delante suyo . Douglas se encogió y casi perdió el equilibrio. Se vio delante de un gato blanco, peludo, con ojos amarillos y un aire agresivo. Y mostrándole los dientes .
- Estaba ahí vos, pobrecito. - Lady Catherine pasó por al lado de Douglas y se agachó para recoger al animal en sus brazos, acariciándolo los por el pelaje erizado . Miró a su nieto, indignada. - Tu mayordomo se negó a proveer una comida adecuada para mi César y no lo trató bien. El sólo come arenque de esa pescadería italiana en la calle Lupole y bolitas de pan rellenas de pollo.

El animal saltó de sus brazos y comenzó a afilar sus uñas en la madera de la balaustrada. La carótida de Douglas se hinchó al ver esas garras rayar la madera importada. Se dio vuelta hacia Eversby y habló entre dientes .
- Por amor de Dios, dale de bolas de pan ... hasta que reviente!


Después de un baño y de vestirse en sus acostumbrados trajes elegantes, Douglas tomó su carruaje y fue a las oficinas de su compañía comerciales . Y se vio obligado a pasar una tarde bastante larga, entre explicaciones, promesas y negociaciones con clientes molestos por la falta del coñac francés.
Cuando la noche cayó y los empleados se fueron, Douglas permaneció por algún tiempo más en la penumbra. Sentía el peso del mundo en sus hombros y ansiaba un par de brazos femeninos abrazándolo para apoyarlo. Los brazos de Charity. No había nada que pudiese hacer, a no ser... Necesitaba otra mujer, una mujer simple , cero complicación , que no lo hiciese pensar mucho ni sentir mucho, y que no le llegase al alma con una simple sonrisa. Algo caliente, algo simple. Fanny.
Tomó el sombrero, llamó el carruaje y salió de Londres. Reemplazaría la sensación de Charity Standing en su sangre y debajo a piel. .. y el miedo desesperado desaparecería .
Fanny Deering era viuda y vivía en un edificio de apartamentos en una calle bastante respetable, en el barrio de Chelsea. Douglas Austen no era su único amante , pero con certeza era el más importante , así como el proveedor de su vida confortable. Douglas sabía de sus otros amantes ocasionales y no le importaba, siempre y cuando que fuesen hombres decentes , sanos y que no interfiriesen con sus visitas.


Al entrar al barrio, Douglas se dio cuenta de que hacia mucho que no le hacía una visita a Fanny. Tal vez debería haber enviado una nota primero, haberle comprado un regalo , en caso que no estuviese de buen humor.
Pensó en la boca generosa de Fanny y sus pechos generosos. Era una imagen altamente erótica, pero que pronto se tornó difusa y desapareció ante el recuerdo de unos dulces ojos color de caramelo y unos pechos firmes y redondos de pezones aterciopelados. Y la excitación lo dominó.
Después de llegar al edificio de Fanny y mandar al cochero a la casa, Douglas subió las escaleras, ya mas controlado. Golpeó la puerta y esperó. Golpeó nuevamente , con la frente fruncida. Se dio vuelta y vio que la portera subía corriendo las escaleras. Jadeaba, apretando una carta contra su pecho.
- No vi a su carruaje, señor, o lo habría alcanzado antes que subiese. La señora Deering se fue . Dejó esto para usted . - Le metió la carta en las manos.
Douglas rompió el lacre de cera bajo la mirada curioso de la mujer. Pasó los ojos por las pocas líneas:
Mi querido Oxley, por favor, no pienses mal de mí cuando leas esta (...) acepté el gentil pedido de casamiento del señor Trevor (...) Ojalá puedas comprender (...) estuviste ausente por tanto tiempo. Y una mujer de mi edad...
Douglas se quedó atónito. Fanny, casada? Ella lo había abandonado para casarse con un gordo impotente , comerciante de telas de lino?
Al llegar a la calle, comenzó a caminar, con el papel arrugado en la mano. Su amante lo había abandonado . Fanny, aparentemente, quería más, necesitaba más, el tipo de "más" que él ni sabía que existía hasta que había vivido esa experiencia con Charity Standing. Expulsó los recuerdos dolorosos. No quería pensar en ella ahora, no podía dejarse hundir en ese dulce "lo lindo que podría haber sido ". Pero , en el fondo de su corazón, la pregunta hizo eco : Por qué?

En una cuestión de siete días, la vida de Douglas se transformó en un infierno. Un torrente de acreedores estridentes, con compras que lady Catherine había estado haciendo por la ciudad a su nombre, y clientes insatisfechos inundaron sus oficinas en Londres. Ni en su propia casa podía gozar un poco de paz.
Ese gato malcriado de su abuela tenía el hábito de saltar encima de la mesa sin avisar, para atacar los arenques ahumados del plato de Douglas o cualquier cosa que considerase apetecible, y después siempre encontraba un modo de parecer ofendido e injustamente tratado cuando su dueña aparecía.
Y ahora, sentado en su estudio, con un feo arañazo en la parte de atrás de la mano, que se había ganado al defender su arenque , Douglas se daba cuenta que lady Catherine se encontraba allí solamente para dilapidar sus pr recursos, no para recuperar los lazos de sangre.
Se movió en la silla. Qué faltaba para que las cosas se enderezasen de una buena vez? Sus negocios caminaban por la cornisa ; él parecía un hombre cerrado en una cápsula de aislamiento , su relaciones afectivas , truncadas. No podía tener a la mujer que quería y no lograba librarse de la mujer que no quería tener cerca. Tenía que luchar con uñas y dientes por su desayuno digno todas las mañanas, y la casa olía a mingitorio público durante todo el día ! A dónde carajo iba a terminar?
Tal vez la vieja lady Margaret tuviese razón. Tal vez él era el hombre más mala suerte de toda la Tierra.


- No se preocupe por eso, barón - Charity murmuró, sus ojos fijos en la última de las tazas de porcelana de su abuela hecha trizas en el piso . Desvió la vista hacia la cara ruborizada del visitante. - Yo hago eso.
- Lo siento mucho, señorita Charity, lady Margaret. No sé qué me pasó .
Lady Margaret frunció la frente . Durante la última semana, el hombre había tenido la rodilla inflamada al caerse de una escalera, había arruinado un buen par de botas y, ahora, su última taza de porcelana china ! Y continuaba insistiendo en cortejar a Charity.
Pero el barón tenía sus razones para embarcarse en esa misión . Acababa de enterarse que la Corona había pedido una auditoria sobre la administración de los distritos locales. Y pronto los auditores del rey llegarían. El había encubierto el desvío de fondos con permisos de descuentos en favor de amigos agradecidos. Pero el "préstamo" que había sacado de la recaudación de impuestos sería más difícil de ocultar. Había llegado el momento de transferirse de la actividad pública a la actividad privada.
Y que mejor excusa para renunciar a su puesto era un casamiento imprevisto . Charity no era tan rica o influyente como le gustaría, pero tenía "cositas" más deseables .
Pidió que Charity lo acompañase hasta su caballo. Y allá la había empujado hacia el jardín, invitándola a dar una caminata.
Charity detestaba ese sujeto, odiaba la sensación de esas manos húmedas cuando la tocaban, las miradas libidinosas que él le lanzaba. Y, más que todo, se odiaba por alegrarse cuando algo malo le sucedía al infeliz. Era señal de un cambio atemorizante dentro de ella. .. Una falta de sentimientos, una coraza en el corazón, una negación de su propia naturaleza.
Perdida en sus pensamientos, se asustó al verse empujada contra un árbol , con el barón a aprisionándola con su cuerpo huesudo, los ojos ardiendo y la respiración jadeante.
- Barón, qué es esto!??? - ella intentó empujarlo, mas él le agarró las muñecas. - Cómo se atreve? Yo ... - esa boca asquerosa la buscaba, casi babeando. Charity desvió la cara. - Suéltame!
- Brujita deliciosa, jugando a ser recatada y tímida. Me gusta ese jueguito . Abre las piernas para mí , linda - él murmuró, su rodilla forzando las piernas de ella, la pelvis apretándola. - Ábrete y nos vamos a divertir . Sé que debes haber jugando con el vizconde... entonces no te hagas la ofendida.
Oleadas de desesperación y recuerdos la sofocaron. Los besos de Douglas, sus caricias, el placer que él le daba, todo estaba de repente allí. Y el contraste con ese asalto repulsivo del barón era tan agudo que la laceraba. Douglas la llamaba "mi ángel". Para el asqueroso barón, ella era una bruja. El sufrimiento le impidió de responder.
Pero cuando él intentó besarle los pechos jadeantes, Charity soltó un grito estrangulado de horror. El barón se rió, con la certeza de haber descubierto el secreto para excitarla. Interrumpió el asedio y la forzó a mirarlo.
- Ah, hechicera, te gusta esto, te gusta jugar a resistirte . Yo sabía que debajo de esa suavidad había una puta escondida! Tu falta de dinero no tiene que ser un obstáculo en nuestro camino; aceptaré Standwell como tu dote. Y la transformaré en una rica propiedad. - La besó de nuevo, con rudeza. - Te vas a casar conmigo, verdad, linda?
Desde el fondo de su desesperación, emergió una oleada de rabia y repulsión. Nunca en toda su vida Charity se acordaba de querer herir deliberadamente a alguien. Pero su asco era tan implacable que ella lo miró a los ojos y murmuró, con odio:
- Si , me casaré. Pero tiene que ser en breve; una semana a partir de ahora, no más.
Cuanto más pronto enfrentase ese horror, mejor, pensó Charity. El barón se regocijó ; estaría casado y en posesión de esa cosita apetitosa al final de la semana, y todos iban a disculpar que estuviese tan enamorado al punto de faltar con los deberes públicos. Quién podría culparlo, teniendo una novia tan linda y tan sensual? Era perfecto!
Victorioso, le dio un pellizcón en los pechos y le juró que en breve la dejaría plenamente satisfecha. Luego , la condujo de vuelta a la casa para darle la buena nueva a la abuela.
Lady Margaret oyó el anuncio con espanto. Charity no se atrevió a mirarla.
Cuando el barón partió, lady Margaret agarró la mano de su nieta para impedirle de huir del salón.
- Qué sucedió, niña? Por qué vas a casarte con ese gallo petulante ?
- Porque es el hombre más repulsivo que conozco. Y se merece una esposa como yo ! - ella exclamó, desde la profundidad de su desesperación.
Lady Margaret la vio salir y se sintió impotente ante esa nueva desgracia. Charity iba a casarse con el barón esperando atraer calamidades sobre ese sujeto asqueroso!
Dia tras día, ella había visto a su nieta a vagar por la casa y por la senda de la playa en la bahía, angustiada y disgustada . Y ahora actuaba el acto final de la tragedia lanzando su vida a los chanchos... entregándose a un hombre que detestaba para arruinarlo. Entonces , comprendió : Charity había rechazado el pedido de Douglas Austen y lo despachado para protegerlo de su aura de mala suerte ! Era la única explicación que tenía sentido. Había roto su propio corazón para salvar al vizconde. Y, al hacerlo, había perdido la luz de la esperanza, se había resignado a un futuro sin la única cosa que podría reconfortarla... el amor de Douglas Austen.
No podría dejar que su nieta abdicase su naturaleza sensible para hundirse en la amargura y el dolor. Algo tenía que ser hecho.


Esa noche, dos figuras sombrías se deslizaron por la puerta de la cocina de Standwell, atendiendo el llamado de lady Margaret.
- Deben ir a Londres! - ella exclamó. - Deben encontrar al vizconde y contarle que Charity va a casarse con el barón el próxima viernes . Y decirle que yo le envío un invitación especial.
Gar y Percy intercambiaron miradas , atónitos. No sabían qué era más chocante: la señorita Charity casándose con ese barón degenerado, o tener que llevarle la noticia al hombre le habían disparado. Gar recuperó el habla primero.
- No podemos, señora. su señoría juró acabar con nosotros si nos ve nuevamente ! Y ... además ... nosotros nunca salimos de Devon!
- Para llegar allá... - empezó a decir Percy.
- Podemos alquilar una carruaje y usar los garañones de su señoría; parecen muy rápidos. El dijo que mandaría a buscarlos. - Los ojos de la vieja se estrecharon. - Ustedes dirán que fueron hacerle la entrega de los animales . - Vio que ellos intercambiaban miradas horrorizados. - Deben hacer esto por Charity. Tenemos que hacer algo , o ella se casará con ese barón y arruinará su propia vida!
- Pe ... pero ... caballos... - Gar se puso verde de terror. Al mirar a la vieja, vio que ella levantaba dos dedos y hacía una señal cabalístico que ellos conocían muy bien . Gar encogió los hombros en rendición. - Bien ... yo me voy a morir de cualquier modo...

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