martes, 12 de enero de 2010

JETTATTORE - CAPITULO 22 - BETINA KRAHN

CAPITULO 22


Tal como Douglas había afirmado , en una hora estaban entraban en el elegante carruaje que traqueteaba por el camino rumbo a Londres. En el vehículo, viajaban, además de los novios, los dos representantes más memorables de Standwell: lady Margaret, que se había colgado los amuleto mas bizarro y malolientes que poseía, y Wolfram, cuyas enormes patas sucias rayaban el fino cuero del asiento, y que llenaba el vehículo con olor espantoso de sus gases intestinales .
Al llegar a Standwell, venidos de la capilla, Charity había convencido a Douglas que la dejarse cambiar de ropa. Lady Margaret había aprovechado eso para recorrer la casa y reunir todos sus amuletos, hierbas y pociones. Y, poco después, anunciaba que planeaba acompañarlos, para ver con sus propios ojos que su nieta fuese instalada adecuadamente en Londres. En la discusión acalorada que se había seguido entre ella y el vizconde, Douglas había estudiado los ojos de Charity y finalmente se había visto obligado a ceder, para agradarla. Luego , al ayudar a la vieja a subir al carruaje , se había visto empujado por un bicho mojado determinado a entrar en el carruaje . Douglas había agarrado a Wolfram por el rabo y después por las patas traseras y lo había empujado con todas sus fuerzas. Después de minutos de forcejeo , se había metido en el vehículo y el había rugido al cochero que partiese.
Pero el maldito perro había corrido detrás del carruaje y luego había empezado a cruzarse con las patas de los caballos, asustándolos y haciéndolos detenerse. Por más que Douglas gritase como un desaforado , Wolfram continuaba ladrando y saltando , impidiendo que el vehículo prosiguiese viaje. Finalmente, él había tenido que abrir la puerta.
- Mierda con vos ! Entra de una buena vez!
Fue un viaje larga y desgastante. Charity tenía los nervios de punta. Ardía con cada mirada hacia esas piernas musculosas, hacia esas manos morenas. esos dedos, ágiles y traviesos ,los imaginó deslizándose por sus partes más íntimas y secretas... mostrándole la magia nocturna. Sintió su cara quemar y se sentó rígidamente en el asiento , pensando en la batalla que tendría por delante . Douglas había dejado muy en claro sus expectativas respecto a la noche de bodas. Y se pondría furioso si le dijese de postergar esos placeres para otro momento.
Douglas notó que Charity se apretaba contra el costado del carruaje y apretó los dientes con disgusto. Era evidente que estaba irritada por haber sido obligada a casarse de una manera tan poco ortodoxa. Pero - una sonrisa confiada se curvó en su boca - él le mostraría todas las razones que la harían agradecerle por esa medida tan drástica.
El la conocía bien. Se acordaba del modo en que Charity se estremecía cuando la besaba en la oreja. Sabía como ella reaccionaba a la sensación de las manos morenas en sus pechos. Conocía los lugares y puntos en su cuello y en la curva de la cintura que la hacían gemir cuando la mordisqueaba. Súbitamente , se descubrió ardiendo como una brasa. Se enrojeció y se movió en el asiento , cruzando las piernas para esconder su excitación.


El hospedaje Kingery estaba lleno. Douglas tuvo que aceitar la palma del posadero con monedas de plata para conseguir dos cuartos, aún así obtuvo unas habitaciones miserables . Y cuando el hombre vio que Wolfram también sería un huésped , fue preciso "volver a aceitarle " la mano. Y peor todavía, tuvieron que comer en la taberna ruidosa, entre herreros, granjeros y pasajeros del carruaje de correo .
No era una atmósfera particularmente compatible con una noche de bodas, Douglas pensó, irritado.
Se trataba de un lugar nada romántico y casi marginal , gracias a Dios, s notó Charity, con alivio.
Al tomar una lampara de aceite y subir las escaleras, tanto Charity como Douglas parecían dos masas de músculos tensos . El acompañó a lady Margaret hasta un cuarto y, en seguida, llevó Charity al otro. Cuando la puerta se cerró, ella lo miró con o corazón a los saltos y los puños cerrados en los pliegues del vestido.
La presencia de Douglas parecía llenar el ambiente. Todo lo que ella veía era ese pecho ancho, ojos radiantes, y su boca sensual. El calor que él irradiaba la invadió , y el aromas a sándalo la dejó perturbada.
- Yo ... debería haber pedido a la abuela una poción para dormir para librarme de esta terrible jaqueca. - Se Masajeó la sien izquierda con una expresión convincente de dolor.
- Jaqueca? Tienes dolor de cabeza? - Douglas avanzó un paso.
- Terrible. - Charity lo eludió , pero él le cortó el camino.
- No creo que sea preciso incomodar a tu abuela. Yo mismo puedo aplicarte un viejo remedio de los Austen para el dolor de cabeza en una noche de bodas. - Douglas se adelantó , las manos buscándola.
Charity dio un paso atrás y se chocó con la cama.
- En verdad, es más que un dolor de cabeza. Es peor, mucho peor.
Douglas le tocó las sienes y comenzó a masajearlas en círculos, suavemente.
- No es todo lo que necesitas ? - él murmuró. Sus dedos se resbalaron por el cuero cabelludo y después hacia la nuca, masajeándole los músculos del cuello.
- No ... no... - ella murmuró, intentando huir de su contacto . - Podrías ..., por favor, sacarme las manos de encima ?
El dejó que sus manos cayesen .... a los hombros de ella.
- Dime, donde más te duele ?
- Me duele ... todo el cuerpo. - Charity se encogió. - Por favor... los pies me duelen , las piernas también, la espalda me tortura... y la cabeza me late sin parar.
Douglas la empujó a la única silla del cuarto. Hizo que Charity se sentase y se arrodilló delante de ella, levantándole las faldas encima de las rodillas. Tomó uno de los tobillos .
- Qué está haciendo? - ella se retorció, bajándose las faldas .
- Voy a masajearte los pies - él murmuró - y las piernas. - Las manos subieron por la pantorrilla. - Y la espalda y la cabeza. Después, tu trasero cansado y los pobres hombros también. Voy a masajearte de pies a cabeza hasta que te olvides de todos los dolores y concéntrate en ... cosas más agradables.
Charity se puso rígida, sintiendo que su sangre y su cuerpo hervían con cada toque. Era solamente una cuestión de tiempo antes que oleadas de placer llegasen al centro húmedo de su sexo y la dejasen sin fuerzas.

- No ... no! - Quitó el tobillo para levantarse . Sentía pánico. Si él la siguiese tocando , en cualquier parte, se olvidaría de su juramento y de su condición de jettatore, de los problemas... y de protegerlo. - No comprendes. Por lo tanto debo explicártelo claramente. No puedes y no vas a compartir mi cama y mi cuerpo esta noche, sea noche de bodas o no! Ni mañana ni nunca.
- No puedo... ni podré? - Douglas se levantó y se inclinó sobre ella, amenazadoramente . - Qué te hace pensar que puedes impedirme eso , mi ángel? Yo soy tu marido y fui tu amante. Y vos no hallabas mis caricias repulsivas.
- Es que... es mi período - Charity murmuró con la cabeza baja. - Mi período .. femenino . Es por eso que sé que no estoy embarazada. Comenzó... esta mañana.
El parpadeó y, en seguida, se enderezó . Período femenino ? Douglas retrocedió decepcionado. Sería verdad ? Estaría mintiendo para evadirse de sus deberes? Estaba muy furiosa por haberla forzado a casarse con él?
- Si te hubieses casado con Pinnow, él también te habría encontrado tan inaccesible?
- Si - ella respondió , sus ojos . - Esa hubiera sido la suerte de él. .. y ahora es la tuya.
Douglas la estudió. Le creía o no? Sólo lo sabría con certeza si la violentase. Pero , Dios, era Charity! Su dulce ángel , generosa, sensible... su amante sensual, ávida, participativa. Carajo! Apenas la reconocía. Y apenas se reconocía a si mismo, pensando en arrojarla en la cama, forzándola para obtener una prueba, para atraparla en una posible mentira.
Douglas retrocedió y fue a la puerta. En el corredor, dio un puñetazo en su mano y bajó las escaleras para buscar consuelo en la taberna.
Horas más tarde, Douglas subía al cuarto. En la penumbra, vio la silueta de Charity en la cama. Estaba de costado, envuelta en las mantas , los cabellos ahora trenzados caían en la almohada. Se detuvo al lado de la cama, mirándola a la luz de la vela, disfrutrando la imagen .
Por qué no había querido casarse con él? Por que se había enojado tanto con lo que él había hecho ? Era orgullo? Era miedo de ser puesta en una posición para la cual no se sentía preparada y capacitada ? Era miedo a dejar su casa? En verdad, Charity nunca había dejado Standwell en toda su vida. Había sido por eso que él había permitido que lady Margaret los acompañase... y ese maldito monstruo de cuatro patas. Pero ninguna de las hipótesis, ni siquiera la suma de todas, parecía ser una explicación adecuada a la forma en que ella la rechazaba.
Charity sintió la mirada de Douglas y se mantuvo inmóvil, fingiendo dormir. La luz de la vela y los pasos se apartaron. En seguida un leve susurro de ropa llegó a sus oídos. El levantó las mantas y se metió en la cama, curvó el cuerpo contra el de ella y la envolvió suavemente con un brazo, empujándola más cerca, con ternura.
Anidada contra ese cuerpo fuerte, Charity se dejó absorber por las sensaciones. Estaba desesperada por entregarse a él. Pero, si permitiese que Douglas compartiese su cuerpo y su vida, él se enfrentaría con la calamidad otra vez. Entonces , se quedó inmóvil, forzó a su corazón y sus sentidos a calmarse. Un murmullo suave se hizo oír:
- Duerme bien, mi ángel.
Y , finalmente, la tristeza de Charity desbordó en lágrimas silenciosas en la oscuridad.


El viaje se atrasó un poco a la mañana siguiente, cuando lady Margaret resolvió bendecir el carruaje y los caballos con una poción mágica.
Fue un viaje desgastante, llena de varios e irritantes contratiempos que exasperaron a Douglas y preocuparon a Charity .
En cada parada, a la hora de dormir, Douglas siempre la encontraba vestida, debajo de las mantas, como si temiese quitarse cualquier prenda con él cerca. Y Douglas vio su control y su humor fallar bajo esa tensión constante, y pasó a usar con creciente frecuencia el lenguaje sucio del "francés de Barbados". Y cada rezongo y cada palabrota aumentaban en Charity la esperanza de que él lamentase la decisión de desposarla. Pero la furia sólo alimentaba en él la determinación de que , cuando llegasen a Londres y tuviesen un poco de privacidad, confrontaría esa frialdad que ella usaba como un escudo protector entre los dos.
La plaza de St. George se reveló en todo su esplendor ea tarde de primavera. Las fachadas de granito y los revestimientos de mármol de las casas brillaban, y los vidrios inmaculados de las amplias ventanas reflejaban la luz del sol, cuando pasaron con el carruaje. En el centro de la plaza, había un gran jardín florido, rodeado por un sendero de grava . Las imponentes mansiones de tres y cuatro pisos que formaban la cuadra eran en su mayoría de estilo georgiano o neoclásico, separadas de las veredas por pequeños jardines floridos.
Charity recorrió con sus ojos las personas que caminaban por el sendero del parque e intentó no parecer deslumbrada. Pero Lady Margaret asomó el cuello por la ventanilla , y Wolfram ladraba con excitación. Se detuvieron en frente de una mansión elegante. Douglas ayudó a las mujeres a descender y después las condujo hasta la puerta.

Como por arte de magia, el gran portal se abrió para recibirlos. Brockway, el portero, tomó el sombrero de su patrón con evidente sorpresa. Y Eversby entró corriendo por el hall.
- Señor! - se detuvo y se alisó el chaleco, para proseguir en un paso más digno. - No lo esperábamos su señoría . Lady Catherine dijo ...
- Este es Eversby, un criado indispensable. - Douglas interrumpió al mayordomo al volverse a Charity. - Ven a conocer a tu nueva patrona, Eversby. La vizcondesa de Oxley. Y a la abuela de ella, lady Margaret Villiers.
Eversby se adelantó , con los ojos fijos en el hermosos rostro de ángel y el vestido arrugado. Se curvó en una profunda reverencia y expresó su bienvenida , antes de volverse hacia su patrón.
- Le pido perdón , señor, pero no estábamos preparados. Lady Catherine dijo que usted no retornaría por algún tiempo y... estuvimos tan ocupados...
- Ocupados? - Douglas frunció la frente y notó la expresión de incomodidad del mayordomo. - Ocupados con qué? Qué fue lo que esa vieja loca inventó ahora?
- Bien ... ella...ha estado ... promoviendo ... distracciones. ..
- Distracciones? Aquí ? En mi casa? - La vieja había esperado que él se ausentase e inmediatamente había llamado a sus amistades de la nobleza para divertirse a costa del bolsillo de él ?
- Visitas... todos los días, señor. - Eversby parecía molesto. - Ahora mismo ella está con un grupo de señoras amigas. En la sala de estar, señor. - Señaló el arco que llevaba a un zaguán el cual se abría, a la derecha, a la sala de cenar, y, a la izquierda, al gran salón de estar.
- Ah! cuando el gato no está , los ratones bailan. - Douglas agarró a Charity por el brazo y la llevó consigo, rezongando una orden por sobre su hombro para que Eversby le pagase al cochero y retirase el equipaje del carruaje.

- Quién es lady Catherine? - Charity se acordó de preguntar.
Douglas abrió la puerta de la sala de estar y la empujó adentro al responder:
- Mi abuela.
Charity se vio en un aposento inmenso, de paredes blancas, decoradas con frisos, espejos de moldura dorada y cuadros bellísimos. Había dos chimeneas, una de cada lado. Los muebles tenían un brillo dorado, y jarrones de flores estaban colocados sobre mesas de ébano . En el piso , alfombras persas. En el techo, dos arañas con candelabros brillaban con la claridad de la tarde.
Douglas la condujo al centro de la sala, donde estaba servida la mesa del té . Damas vestidas con elegancia, con guantes inmaculadas y cabellos grises, ocupaban las sillas a su alrededor . Miraban la ropa arrugada de Douglas y la belleza deslumbrante de Charity con un aire de sorpresa y especulación.
- Buenas tardes , señoras. Lady Catherine...
Había un tono duro en la voz de Douglas, y Charity siguió su mirada hasta una mujer vestida de gris en la cabecera de la mesa. Tenía el mismo porte, el mismo mentón terco, los mismos ojos severos, la misma postura erecta y el aire imponente. Era la abuela de Douglas, se dio cuenta . Y parecía suficientemente irritada como para arrancarle la cabeza a su nieto .
- Qué placer recibirlas, señoras. Es una pena que tuviesen que esperar para venir hasta que yo me ausentase. - Douglas tomó a Charity por el brazo. - Les presento a lady Charity, la nueva vizcondesa de Oxley, hija del hidalgo Upton Standing. - miró a su abuela. - Y como no conozco a tus amigas, lady Catherine, tal vez me hagas el honor de presentarle estas damas a mi esposa.
Lady Catherine todavía le lanzaba miradas de fuego a Douglas por haber tenido la audacia de llegar a la casa sin aviso y por haberse impuesto a ella y a las invitadas. Pero , en nombre do decoro, se enderezó y acomodó una grande bola de pelos blancos en su regazo, despertando al perezoso César de su siesta .
- Lady Atherton... la condesa de Ravenswood, lady Agnes... la condesa de Swinford. - Señaló al círculo de damas. César se enojó y clavó las uñas en las faldas de seda de su ama , su mirada amarilla, fija en Douglas.


Charity intentaba acordarse de los modales adecuadas de una dama y apenas prestó atención al gato. Y de repente se vio sola, pues Douglas se había apartado para ir buscar a la abuela al umbral da puerta. Mentones y pechos se levantaron cuando él la presentó como lady Margaret Villiers, la abuela de la nueva vizcondesa. Las miradas fueron al turbante azul, a la cara quemada por sol, las argollas colgando de las orejas y el vestido estampado en verde y rojo de Margaret.
La boca de lady Margaret se frunció y su columna vertebral se enderezó , a la defensiva. Podía leer los pensamientos en las caras que la examinaban desvergonzadamente, y que miraban especialmente a el extraño conjunto de objetos alrededor de su cuello. Ella parecía una verdadera gitana para esas damas . Con un escalofrío , lady Margaret movió los labios mudamente , y , luego soltó un chillido , mirando a una de las señoras. Corrió y se inclinó, aproximando el rostro de la condesa de Ravenswood.
- Ellie Farquhar? ? Sos vos ? - Examinó a la mujer de arriba a abajo . - Sos vos! - ella exclamó, y , cuando la condesa no lo negó, lady Margaret se enderezó con un brillo de picardía en la mirada . - Es increíble... casi no te reconocí . Luego la estudió insolentemente . - Bien , estás más gorda . Pero te reconocí por los dientes torcidos, no se te enderezaron?
- Se ... señora! - lady Catherine exclamó, ultrajada, dejando que César en el piso al levantarse rápidamente . - Creo que debe estar equivocada...
- Difícilmente, querida ! - Lady Margaret señaló la cara ruboriza de la condesa. - Con esos dientes la reconocería en medio de una multitud. Ella me mordió una vez cuando la llamé de "marimacho " por el modo en que...
Charity miraba a su abuela de ojos muy abiertos, previendo el desastre. La catástrofe aproximándose. Era la inevitable e inexorable influencia jettatore . Y ella sólo podría quedarse allí , viendo llegar la calamidad , y sabiendo que era la culpable.
- Basta! - Lady Catherine llevó su mano a su corazón y dió un paso atrás , pisando la cola de César.
El gato chilló , saltó sobre ella la mesa de té , para después volver a saltar al piso y esconderse debajo de otra mesa, donde se puso a afilar sus garras en la madera de ébano .
Por sobre encima de los bufidos del gato y los arrullos de consuelo de lady Catherine , la mente de Charity registró un primer , un segundo y un tercero ladrido . Y su corazón se sobresaltó .
Al aproximarse, los ladridos se transformaron en treunos. Charity lanzó una mirada de pánico a Douglas, y los dos se volvieron al mismo tiempo hacia la puerta justamente cuando Wolfram entraba en el umbral y se detenía.
El era una montaña de setenta kilos de peso, hocico mojado y puro instinto canino. Comida! Fue su primer pensamiento. Pronto llegó un segundo pensamiento : Gato! Oyó a Charity llamarlo, vio a "su señoría" aproximarse, y notó un grupo de mujeres que lo miraban en medio de la sala. Pero sólo un pensamiento prevaleció: GATO!
Charity vio el brillo feroz en los ojos oscuros del perro al correr hacia él. con un movimiento rápido, Wolfram se desvió y avanzó dentro de la sala, gruñendo. Douglas y lady Margaret saltaron fuera de su camino para no ser lanzados al piso cuando el enorme can resbaló y se tropezó en la alfombra. Pero Wolfram recuperó el equilibrio y se puso a olisquear, siguiendo la senda que llevaba a lady Catherine y a César. La vieja gritaba, intentando proteger al animalito detrás de sus faldas, pero Wolfram avanzó hacia ella . La vieja tambaleó y saltó a un costado, abandonando a la mascota peluda a propia suerte. Hubo un momento de pausa, mientras Wolfram y César se medían y se estudiaban .
El lomo de César se arqueó , su pelaje se erizó , y soltó un silvido . Una exhibición bastante expresiva, pero nada impresionante como para detener a un perro de campo como Wolfram, que había enfrentado animales mas bravos .
El perro gruñó
César estiró una pata con las garras a la vista.
Uñas afiladas encontraron un hocico sensible, y toda la sala estalló en un pandemónium de confusión y furia. Wolfram corría persiguiendo a César, Y los dos enemigos naturales corrieron por entre las piernas de los huéspedes , por encima de los sofás , por debajo da muebles , y por encima de la mesa de té m en medio de ladridos, silbidos y gruñidos .
Las damas chillaban, intentaban proteger sus trajes elegantes, mientras platos y tazas de té se volcaban , arruinando vestidos y varias piezas de porcelana.
Wolfram ignoraba las súplicas y los llamados de Charity y eludía las manos, que intentaban agarrarlo siempre que pasaba cerca. Roja como un pimiento , Charity se volvió hacia Douglas, con desesperación. Y vio que él estaba muy enrojecido también... de tanto reírse!
Estaba doblado en dos , con lágrimas corriendo por sus mejillas. Y no quitaba sus ojos del arrogante César, que intentaba inútilmente afilar sus garras en el mármol y trepar por la chimenea, en busca de seguridad.
Dos veces Wolfram acorraló al pesado gato y , en cada una de ellas, César se escapó, dejando hacia atrás una lluvia de pelos blancos. Fue la caza y persecución eran las verdaderas diversiones, y Wolfram se lanzó a ellas con todo su entusiasmo. Hacia tiempo que no se divertía tanto.
Charity miraba a todo en estado de pánico. Tenía que hacer algo ! Retrocedió hacia la puerta y se puso a llamar a Wolfram . Pero fue César quien la vio cerca de la salida y evaluó la posibilidad de escapar por allí. Disparó por la sala y se metió debajo de sus faldas. Wolfram, determinado a seguirlo, se chocó su ama y se vio atrapado en sus brazos, cuando Charity lo agarró obligándolo a detenerse.
La locura terminó abruptamente en el instante en que Douglas corrió para ayudar Charity, llamando a Brockway y a Eversby a los gritos, para que agarrasen al animal. Un silencio de tumba recayó en la sala cuando los criados arrastraron al perro afuera, medio aterrorizados por la tarea.
_Qué haremos con él
Douglas se alisó el saco arrugado. Miró a Wolfram, quien jadeaba y parecía muy satisfecho . Encontró los ojos brillantes del animal y resolvió hacer uso de ese maravilloso repelente para gatos.
- Llévenlo a mi estudio.
Charity se sentía arrasada. Al levantar los ojos, solamente vio una ligera expresión divertida en los ojos cálidos de Douglas. Como él podía divertirse con algo tan desastroso, tan humillante?
Se dio vuelta hacia las damas , que permanecían de pie. Pisando fragmentos de porcelana , ellas se alisaban las faldas, rezongando, e lady Catherine se lamentaba por los vestido arruinados y con su "pobre bebé".
las damas partieron apresuradamente , pasaron por al lado de Douglas y Charity murmurando unos pedidos de disculpas y corrieron hacia la puerta de salida. Cuando la última se retiró , lady Catherine se volvió hacia su nieto, sus ojos eran brasas. Jamás había sido tan humillada en su vida. Levantando el mentón, le preguntó como se atrevía a entrar un animal brutal en la casa.
- Esta no es la casa de él ? - lady Margaret retrucó en lugar de Douglas, atrayendo la ira de lady Catherine .
- Y usted ... señora... ha insultando mi invitada! Cómo se atreve! No tiene un gramo de buena educación y tino ?
- Tengo lo suficiente como para no gritarle y retar al dueño de la casa delante de su esposa y su familia !
De repente, eran abuela contra abuela, nariz contra nariz; una, la representante de la elegante alta sociedad de Londres; y la otra, excéntrica medio gitana, con pedazos de animales secos colgando del cuello. Charity abrió enormemente los ojos, horrorizada, y se dio vuelta hacia Douglas, en un pedido mudo para que interviniese. Pero notó que él las observaba fascinado, con una ligera sonrisa en los labios. Lady Catherine se puso violeta y bufó, dando la discusión por terminada al girar sobre sus talones y salir indignada por la puerta, llamando a su amado César a los gritos .
Douglas tomó el brazo de Charity y la llevó hacia las escaleras.
- Ven, voy a mostrarte el piso de arriba. Estoy seguro que quieres descansar un poco y refrescarte.
Pero en lo alto de la escalera se encontraron con Eversby, quien venía a presentar a su patrón un problema logístico. Lady Catherine se había instalado en los aposentos normalmente destinados a la vizcondesa, en frente del cuarto del vizconde. Y entonces sólo quedaban disponibles los cuartos de huéspedes al final del corredor o los aposentos en el piso superior, que precisaban ser limpiados, además de ser decorados adecuadamente.
- Me quedaré en uno de los cuartos de huéspedes - Charity se apresuró a decir.
- No hay necesidad de desalojar a mi querida abuela. Coloca las pertenencias de la vizcondesa en mis aposentos, Eversby. Ella se quedará conmigo. - Que ironía, pensó. Tendría que agradecerle a su abuela por la oportunidad perfecta de tener a su esposa en su cuarto.
Charity no sabía nada sobre las reglas sobre cuartos para los nobles y sus esposas. Pero , por la cara del mayordomo, entendió que compartir los aposentos de su marido no era una cosa usual. Antes que pudiese opinar, Eversby preguntó:
- Y el equipaje de la vizcondesa?
- Este es el equipaje de la vizcondesa, Eversby. - Douglas señaló un bolso de cuero en medio del corredor. El mayordomo le lanzó una mirada de espanto a Charity, quien se enrojeció y bajó la vista . Douglas lo notó . - Loe que me hace acordar que debemos llamar a la mejor modista de Londres. Que ella esté aquí mañana temprano para proveer el nuevo guardarropa de mis esposa . Llame también a un zapatero. Cuando sea posible, yo mismo llevaré a la vizcondesa para hacer el resto de las compras. Y prepare los baños, Eversby. Todos necesitamos un buen baño caliente y ropas limpias. Crees que puedes encontrar bananas? - Al ver el gesto negativo del mayordomo, bufó, decepcionado.
Douglas condujo a Charity hasta su cuarto, mientras Eversby le mostraba a lady Margaret uno de los cuartos de huéspedes. Los aposentos de Douglas tenían una elegancia masculina, con pesadas cortinas de terciopelo color vino en las ventanas altas y en la cama de dosel , alfombras Aubusson y enormes poltronas tapizadas con cuero de Córdoba cerca de la enorme chimenea. Los muebles eran pesados , de ébano , y cuadros de buen gusto se exhibían en las paredes. En el centro del cuarto, sobre una plataforma, había una cama imponente. Los ojos de Charity se abrieron enormemente ante la profusión de almohadas y almohadones de seda y terciopelo, y la rigidez de su cuerpo se relajó como si estuviese hundiéndose en esa exuberante suavidad... con Douglas.
Una fracción de segundo después, recuperaba el sentido común.
- Esto no puede ser. Tu mayordomo se quedó escandalizado. Y qué pensará tu abuela al saber que quedaré en este cuarto? No quiero sentirme humillada de nuevo. Basta con lo que sucedió allá abajo, gracias a mi abuela y a Wolfram!
Salió al corredor, mirando a un lado y al otro y fue rumbo a uno de los aposentos de huéspedes. Douglas la alcanzó en el umbral de la puerta y , exasperado, la agarró por los hombros.
- Este arreglo es adecuado para mis necesidades - Charity declaró.
- Pero no para las mías! - él exclamó, furioso, empujandola contra su propio cuerpo hasta que ella apenas pudo moverse. - Vos sos mi esposa, Charity! Basta de tonterías ! - Su boca se cerró sobre la de ella, posesivamente. Al sentir que Charity se mostraba reticente, suavizó la presión y recorrió el contorno de los labios con la lengua, incitándola a responder.
Charity sintió sus rodillas aflojarse y su sangre hervir. Reunió toda la fuerza de voluntad y lo empujó.
- No! No tienes ninguna decencia? Yo ya te expliqué. Y son tres días más . ..
Douglas la miró incrédulo.
- Muy bien! - él gritó. - Vas a tener tus malditos tres días! Pero después... - rojo de indignación, giró sobre sus talones y fue refugiarse a su cuarto.
Era inevitable ese cambio, pensó Charity. Tenía que hacerlo disgustarse con ella para que la terminase despachándola. Por lo menos, así estaría en paz. Cada caricia, cada contacto , cada mirada de Douglas deterioraban su capacidad de negarse al amor que ambos querían tan desesperadamente. La distancia, kilómetros y kilómetros entre los dos, parecía ser la última esperanza.
Fue arrancada de sus devaneos por Eversby y una criada, que habían venido a cambiar las ropas de cama y deshacer el exiguo equipaje. Se dio vuelta y se sacó la capa . Vio que el mayordomo abría enormemente sus ojos ante el puñado de extraños amuletos que ella traía en el cuello.

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