miércoles, 13 de enero de 2010

JETTATTORE - CAPITULO 23 - BETINA KRAHN

CAPITULO 23


Nadie durmió bien esa noche. Wolfram ladró sin parar en el estudio de Douglas, hasta que Charity bajó a buscarlo y lo llevó a su cuarto para que durmiese allí. Lady Catherine pasó la mitad de la noche consolando al pobre César, cuyos pelos se caían en manojos. Douglas caminó impacientemente en su cuarto, mirando la cama vacía y se reconfortaba tomando coñac. Y lady Margaret se ocupó de preparar amuletos de protección con los materiales que Eversby había logrado conseguir.
Y con la llegada de la mañana, lady Margaret ya andaba entre los criados, que comenzaban las tareas del día, les colgaba en los cuellos cordones con dientes de ajo, crines de caballo, talismanes de buena suerte y uñas de animales. Después, recorrió la casa moviendo espejos, retirando objetos frágiles de las mesas bajas para colocarlos en aparadores más altos. Luego le agradeció a los criados por ayudarla a preparar la casa para sea a prueba de "accidentes".
La modista llegó a las nueve de la mañana con una equipo de costureras, y una enorme equipaje, para comenzar la confección del guardarropa de la nueva vizcondesa.
Había una cola asistentes, comerciantes de seda, joyeros, todos queriendo ser atendidos primero . Lady Catherine observó todo ese furor con ojos envidioso y se retiró a sus aposentos.
Douglas caminaba por el corredor, medio perdido, sintiéndose un espectador de su propia vida. Ocasionalmente, lograba ver a Charity , cuando la puerta se abría y se cerraba. Ella se sentiría feliz con la generosidad de él ? Cómo quedaría su ángel envuelto en gasas y sedas, encajes y volados? Eso la haría todavía más voluptuosa? Se sintió bien con sólo imaginársela . E, incapaz de contenerse, Douglas invadió el reducto femenino.
Charity se encontraba de pie en medio del cuarto, sobre un banco, vestida solamente con el corset y una sola enagua. Paseaba los ojos por el aposento: tijeras, agujas, hilos, retazos de tela en el piso , bobinas de telas... era un caos total .

Entonces vio a Douglas en la puerta, mirándola con expresión ansiosa. El entró, con las manos en la cintura, ignorando las protestas de la modista. Miró Charity de la cabeza a los pies, demorándose en sus pechos. Y se dio cuenta que ella traía en el cuello los amuletos.
- Yo ... no preciso tanta ropa . Es un desperdicio de dinero. No voy a usar nada de esto .
- Verte sin nada de ropa no me molesta en lo más mínimo ! - él exclamó, indiferente al jadeo horrorizado de la modista y los murmullos de las asistentes, ruborizadas pudor.
- Oh... no!
Una de las criadas, ocupada en observar el intercambio de palabras entre la pareja, se había olvidado de la plancha de carbón . Un fino espiral de humo despertó el alerta . El cuarto estalló en gritos histéricos , y la modista corrió para arrancar la prenda de las manos de la muchacha. Charity bajó del banco y miró Douglas, irritada.
- Estaremos mejor sin tu ayuda.
- Muy bien - él murmuró, irritado. - Tienes dos días, Charity. Dos días. - se dio vuelta y salió.


Bajó las escaleras y salió por la puerta del frente, resuelto a encontrar un poco de paz en alguna parte. Caminó por las calles hasta verse en un cruce cerca de un club masculino . Respiró profundamente y entró. Se arrojó en una poltrona en un rincón , decidido a evitar el contacto humano y sanar su orgullo herido con un café perfumado con coñac.
No pasó mucho tiempo para que su paz fue interrumpida por dos caballeros elegantes.
- Oxley! ?
El osado conde de Meckton y el impetuoso Everly Harrison, hijo del conde de Brainerd, dos de los más constantes compañeros de farra de Douglas, se aproximaron examinándolo con indisimulable curiosidad.
- Por Dios, escuché hablar de vos esta misma mañana. Estás en boca de todos! - Meckton exclamó, riéndose.
- Casado ! Con alguna dulce provinciana, verdad ? Fuiste muy astuto al librarte de tu amante antes de traer una esposa a tu nidito . Te ahorraste un montón de problemas... Yo supe que algo estaba sucediendo cuando oí decir que tu Fanny se había enganchado a un tipo de Southampton.
Douglas tragó el café de un solo trago y los encaró. Astuto por haberse librado de Fanny? Qué lejos estaban de la verdad!
Los dos se sentaron para intentar arrancarle los detalles del casamiento, y Douglas no sabía qué decires. Todavía pensaba en el comentario de Harrison sobre Fanny. Se había sentido mal al saber que había sido abandonado por su amante y , ahora, eso parecía ser un increíble golpe de suerte. Imagínense llegar a Londres con Charity como esposa y tener que explicarle todo a Fanny y verse obligado a romper con ella. "Te ahorraste un montón de problemas", Harrison había dicho . Realmente, una amante abandonada y enojada podía hacer la vida de un hombre bastante difícil. Era extraño , lo que le había parecido una desdicha se había transformado en una ventaja , después de algún tiempo, y bajo otra perspectiva.
Era la segunda vez en pocos días que se veía reconsiderando una circunstancia reciente. La presencia molesta de su abuela en la casa había hecho con que Charity no pudiese ocupar los aposentos que le correspondían por derecho y , entonces tendría que compartir sus aposentos... en dos días. Y ahora, la partida de Fanny había resuelto un problema antes que surgiese.
Ambos hechos habían parecido complicaciones al principio y ambos resultaron traer beneficios inesperados. Tal vez todo fuese una cuestión de punto de vista.


La cena fue un completo fiasco esa noche. La cocinera estropeó una bella trucha y quemó el asado . El budín estaba casi carbonizado y no había leudado , y el flan de caramelo estaba aguado y sin sabor . La mujer estaba al borde de las lágrimas; Eversby, frenético, y Douglas, molesto. Lady Margaret, viendo el cariz de las cosas que estaban por venir, se levantó de la mesa para amarrar ramos de muérdago seca en cada silla y , después, se ofreció para barrer la cocina con una nueva escoba de paja para cambiar la suerte de la cocinera. Lady Catherine se atrasó y , al llegar con César en sus brazos, se sintió ultrajada con el comentario de lady Margaret acerca que los gatos en una mesa traían mala suerte.
Charity, sentada en un extremo de la mesa, con Douglas en la cabecera, tuvo que enfrentar su mirada durante toda la comida. Cuando lady Catherine protestó por los problemas en la cocina, Charity sintió su rostro arder, sus manos temblaron , y no pudo tragar un bocado más . Los problemas... ya habían comenzado. Y continuarían mientras ella permaneciese allí.
Miró a su alrededor y se encontró con César, en el regazo de su ama, mirándola con sus ojos amarillos. Y, de repente, el gato saltó al piso y fue hasta la chimenea, a su acostumbrado paseo por el borde del estante de mármol. Pero el estante estaba lleno de objetos frágiles y vasos de cristal que habían sido retirados de los lugares más vulnerables durante la inspección de lady Margaret. Y a medida que el gato avanzaba, las cosas comenzaron a caerse... una por una.
Todos se volvieron con el ruido de vidrios rotos, y, a continuación, vieron la caída de un carísimo jarrón de cristal. César, con los pelos erizados, salió corriendo por estante de mármol resbaladizo y llegó al extremo después de haberlo vaciado completamente de los adornos en su camino. Y, ante las miradas incrédulos, saltó en el aire y aterrizó de espaldas! En un instante , lady Catherine se puso de pie , con un grito ahogado en la garganta, y corrió a socorrer al bicho asustado.
- Qué carajo hacían esas cosas sobre el aparador de la chimenea? - Douglas gritó al levantarse .
- Yo ... yo ... mandé que los criados las colocasen allá - lady Margaret admitió. - Para que no se... rompiesen.
- Mierda! - Douglas perdió los estribos. - No estamos en Standwell! Y no le permitiré que altere el lugar de las cosas para satisfacer una superstición ridícula! Mire el desastre que causó ! Va a tener que poner todo de vuelta en su lugar... y sacar esos ridículos amuletos de los cuello de mis criados! - Douglas arrojó la servilleta en la silla y salió, yendo directamente a su estudio.
Douglas está equivocado, pensó Charity. Todo eso era culpa de ella. Jettatore. Qué otra cosa podría hacer que un gato cayese de espaldas? Lady Catherine dejó la sala bufando con César en sus brazos, y Charity, se dio vuelta hacia su abuela:
- Abuela, debo hacer algo . Dime qué.
- Tal vez contarle sobre la influencia jettatore. Tal vez tu marido pueda...
- El ni siquiera cree en la suerte, nunca va a entender. Se pondría furioso conmigo.
El semblante de lady Margaret se cerró mientras sujetaba el amuleto de la luna creciente. Un silencio incómodo se instaló entre las dos y , de repente, Charity se irritó . Su abuela siempre había insistido en decir que poseía las respuestas a todos los problemas, un remedio o un rito o un hechizo o un preventivo para cualquier cosa. Había hecho que Charity creyese que en el tiempo vivido con los gitanos, había tenido acceso a los secretos más ocultos de la vida y la naturaleza. Y ahora, cuando estaba en un problema que una cuestión de vida o muerte, la fuente de "conocimiento secreto gitano" de lady Margaret se había secado .
- Bien... yo no puedo quedarme acá y ver algo terrible le suceda a él por mi causa. - Los ojos de Charity brillaron con determinación. - Haré lo que sea necesario para cambiar la suerte de Douglas, para protegerlo de mi jettatore!


Dos horas más tarde, Charity había terminado de amarrar ramas de muérdago en los postes de la cama, en el cuarto de Douglas, de meter dientes de ajo entre la ropa de los baúles. Había colocado semillas de todo tipo en los bolsillos de sus sacos, y había hecho una senda de sal en los antepechos de las ventanas y en la chimenea para impedir que la maldad entrase. Ahora, cargaba una olla con carbones para ponerla debajo de la cama y verificó el par de tijeras que había colocado debajo del colchón para cortar la mala suerte. El no parecía tener un par de zapatos viejos, de modo que ella tomó uno de los suyos y estratégicamente colocó uno debajo de la cama y el otro detrás de la cortina de la ventana.
Se paró en medio del cuarto y se mordió el labio , deseando poder tener algunas herraduras para completar las precauciones. Sus ojos fueron hacia la imponente cama con sus almohadas de seda, sábanas suaves y acolchonados de terciopelo . Era tan invitante que sucumbió a la tentación .
Apoyó la cabeza y paso la mano por el poste meticulosamente encerado. Por un breve instante, se permitió imaginarse lo que sería acostarse con Douglas debajo de esos cortinajes lujosos, anidarse en sus brazos fuertes, saborear sus besos... Una poderosa oleada de nostalgia la invadió y le quitó la fuerza de las rodillas, haciéndola aferrarse al poste.
En el instante siguiente, se apartaba de la cama y de las tentaciones. Corrió hacia la puerta y se detuvo, espiando por el corredor. Se deslizó silenciosamente afuera y cerró la puerta. Buscó en sus bolsillos la bolsita con sal y comenzó a hacer una senda por el umbral. Estaba tan concentrada en la tarea y en repetir mentalmente el hechizo que su abuela siempre usaba que no se dio cuenta de un ruido. Douglas emergió en el extremo del corredor y vio Charity agachada, con la mano trazaba una línea imaginaria en el aire, en el umbral de la puerta de su cuarto. Frunció la frente , intentando adivinar lo que ella podría estar haciendo, pero el cuerpo de su esposa le bloqueaba la vista. Y resolvió esperar mientras estudiaba las curvas de su esposa hasta que ella se enderezase. Luego , avanzó por el corredor y la sorprendió cuando iba a volver a su propio cuarto.
- Oh! - Charity se ruborizó y metió algo en el bolsillo de su falda para que él no viese.
- Qué estabas haciendo ?
- Yo ... no ... se me cayó una peineta y la estaba buscando. - ella murmuró, ruborizada, señales claras de una consciencia culposa.
- Charity, debemos conversar. Iba a tu cuarto...
- No! Ahora no, por favor! - ella corrió por el corredor, entró en su cuarto y le cerró la puerta en la cara . Puso llave en la cerradura y se recostó contra la madera, oyendo las palabrotas de su marido .
Douglas gruñó de rabia y sus puños se levantaron para golpear la puerta, pero se detuvieron en el aire. su frustración se multiplicaba con cada segundo. Llevó las manos a su cabeza y gimió:
- Dios, me va a enloquecer!
Dos días más . .. y se sentiría tan alborozado como perro con dos colas . Volvió por el corredor y , al detenerse delante de la puerta de su cuarto, miró el piso y , después, se agachó. Había una fina senda de un polvo granulado en el umbral. Tocó la substancia con los dedos. La olió e, intrigado, probó los granos con la lengua.
Sal. Había esparcido sal en lel umbral. La sal era uno de los hechizos de lady Margaret contra la desgracia y la... amala suerte . Se levantó , entró en el cuarto y se encontró con ramas de muérdago amarrados a los postes de la cama. Su sangre pulsó más fuerte. Muérdago para atraer la buena suerte? Había sido ella también? Pero Charity no cultivaba las supersticiones locas de su abuela.
De repente, la vio en su mente . Ella usaba amuletos en el cuello ! Por qué? no le había dicho que no necesitaba? Qué diablos había sucedido ?
Salió al corredor y estaba a medio camino de la puerta del cuarto de Charity cuando lady Margaret apareció en las escaleras, con una cesta de hierbas fragantes y una parafernalia de otras cosas. Douglas se detuvo, y ella también. Un instante después, él la tomó por el brazo y la empujó por el corredor hasta el cuarto que la vieja ocupaba.
- Quiero saber qué le sucedió a Charity antes de mi partida de Standwell. Algo de muy serio le pasó para que ella se negase a casarse conmigo, y tengo derecho a saber qué fue!
- Creo que tiene ese derecho, si . - Lady Margaret fue hasta una silla y se sentó , pareciendo y sintiéndose más vieja. - No $ le va a gustar saberlo.
Douglas se aproximó , con la frente fruncida.
- Charity es jettatore. - Vio que él retrocedía , los ojos chispeaban con irritación. - Sé que piensa que soy una vieja loca, pero amo a mi nieta más que a mi propia vida. Jamás diría eso si no fuese verdad. Desde pequeña, los problemas la siguen como una sombra. Nunca la involucran directamente... solamente suceden donde ella está . Algunas veces son cosas insignificantes, porcelanas que se rompen o botones que se caen . Otras veces son grandes desgracias, como accidentes de carruaje, huesos rotos... y forasteros siendo baleados en la., en el ...
- En el culo - él completó, con una mueca.
- Si . - ella se encogió. - Upton nunca quiso creer eso o incluso pensar que no podía explicar los accidentes que sucedían alrededor de su hija. Insistió en que escondiésemos a la niña , y así lo hicimos. Preparamos la casa para evitar accidentes y procuramos reducir al mínimo los daños que ella podría causar... para que no se culpase por eso. Charity siempre tuvo un corazón compasivo, y temíamos lo que podría sucederle si se enterase que ella misma provocaba los problemas que tanto la afligían .
- Charity no cree en esa tonte... - Douglas se calló . Ella no creía antes. Pero ahora, usaba amuletos y hacía sendas de sal.
- Charity lo oyó discutiendo con Gar y Percy en la caverna esa tarde. Y ella descubrió que era jettattore. Eso las destruyó.
l Maldición, no puedo creerlo! Me está diciendo que Charity no quería casarse conmigo porque oyó a esos dos impresentables llamarla jettatore? No existe eso! Ella no es más jettatore de lo que yo soy ! - La rabia casi lo sofocó.
- Claro que existe . Charity es un imán para la mala suerte. Vi eso en la luna de la noche que mi nieta nació. Usted no estuvo con ella durante toda la vida... no vio todos los accidentes , desgracias y adversidades que la rodearon . Al escuchar la conversación , Charity comprendió todo. Eso explicaba como usted fue herido y llegó a nuestra casa... y todos los problemas que sufrió mientras estuvo con nosotros . - Lady Margaret se encogió . - Ella tenía miedo que, si lo desposase, algo terrible pudiese sucederle.
- Charity piensa... pensaba ...
- Que lo estaba protegiendo. - Lady Margaret notó la rabia de Douglas y sacudió la cabeza . Incrédulo, terco, igual que Upton. - Yo intenté apartarlo. no quería que se enamorase de ella... o ella de usted . Charity acababa de perder a su padre y estaba muy triste.
De todos los divagues de la vieja, esa alegación sonó con fuerza en la mente de Douglas. Charity había perdido a su padre. El sufrimiento algunas veces causaba cosas extrañas en las personas.
- Pero ... y Pinnow? Qué diablos estaba haciendo ella al aceptar casarse con él?
- Iba a desposarlo porque lo despreciaba. Dijo ... que él se merecía una jettattore como esposa.
Douglas se puso rígido. No creía una palabra de todo eso , pero Charity, si. Era obvio que se consideraba jettatore al punto de aceptar hacer algo tan drástico como desposarse con un hombre a quien despreciaba.
El conocía el poder de una creencia negativa; había presenciado sus efectos, en Barbados, cuando era joven. Había visto las supersticiones de los nativos confundirse con enfermedades tropicales y los desastres naturales, había sido testigo de plantaciones y familias enteras diezmadas, la muerte... inclusive la de su padre. Y si no hubiese sido por su propio escepticismo y racionalidad, él también podría haber sucumbido a esas creencias.
Le dolía en el corazón pensar que su adorable y compasiva Charity pudiese culparse y que se apartase de aquellos a quienes amaba para protegerlos. Tenía que hacer algo ! Ella s merecía tener una vida de alegría y placer, amar y ser amada . Y él estaba determinado a ofrecerle eso. Y a disfrutar con ella la alegría y el placer que los aguardaba.
Si eso significase tener que batallar contra la creencia de ser jettatore , así sería! Era un desafío a la medida de un hombre como "Bulldog" Austen. Y sabía exactamente por donde comenzar.


De pie , al lado de la cama, Charity miraba las pilas de cajas, rollos de tela y paquetes sin abrir que eran la evidencia de la generosidad de Douglas para con ella. Era más un fardo para su corazón, pues no podría retribuir con nada, a no ser con desgracias y accidentes.
Se quitó el vestido y desató los lazos de las enaguas. sus dedos tiraban de los cordones do corset cuando, de repente, ella se paralizó.
- Charity! Charity, abre la puerta!
Ella abrió enormemente los ojos. Douglas se había cansado de las negativas y las excusas. El momento que ella más temía había llegado .
Oyó un ruido metálico. La puerta se abrió.
Douglas estaba en el umbral, llenando el espacio con su imponente presencia. En la mano, sujetaba un manojo de llaves .
- Las puertas de esta casa son muy gruesas - él murmuró con un guiño de ojo . - Y no me gusta no tener acceso a nada que sea mío. Tengo las llaves de todo, mi ángel.
Charity sintió su mirada tocarla de un modo posesivo, recorrerle los hombros, los pechos , la cintura, las cadera, mientras Douglas avanzaba por el cuarto. El mensaje era claro : tenía las llaves de ella también. Sabía exactamente como acceder a sus pasiones, liberar las emociones reprimidas, una por una.
- No ...no... no puedes...
- Ah, si puedo, mi ángel. - le sacó la enagua con manos temblorosas y la alzó en sus brazos.
- Ponme en el piso ! No puedes hacer esto! - ella comenzó a debatirse, intentando liberarse. - Te dije... dos días más . ..
El la apretó con más fuerza y salió hacia corredor.
- No quiero esperar dos días para conversar con vos. - Pasó sus ojos por esas curvas generosas. - Y no planeo esperar más para tenerte en mi cama.
La abuela de Charity apareció en el corredor, y lady Catherine estaba parada en la puerta de su cuarto. Ambas observaban, boquiabiertas, ese espectáculo. Charity se estremeció de rabia y humillación: ser cargada, casi desnuda, para ocupar la cama y servir los deseos de su marido! Quería morirse.
Al aproximarse al cuarto, Douglas disminuyó los pasos para lanzar una mirada de comando a lady Margaret.
- Tenga la gentileza de cerrar la puerta detrás de mí. Tengo las manos ocupadas.
Lady Margaret vio cuando él llevaba Charity a la cama y se quedó pasmada ante tamaña osadía. Luego , una expresión extraña apareció en su rostro y ella corrió a hacer exactamente lo que Douglas había pedido. Cerró la puerta y se dio vuelta . Se encontró con lady Catherine, quien se aproximaba, absolutamente estupefacta.
- Jamás presencié algo así ! - Lady Catherine bufó, indignada.
Lady Margaret la estudió de arriba a abajo y aventuró una opinión:
- Se te nota . Pero te habría venido muy bien.

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