CAPITULO 32
Charity bajó la escalera del hall de entrada, deslumbrante en su vestido de muselina amarillo. Cinco días gloriosos habían transcurrido desde el baile y la decisión que había tomado en la terraza. Y ellos ahora se amaban , reían y exhibían su afecto descaradamente. Pero ese día, Douglas se había levantado temprano y había salida para la oficina y el puerto , y las cosas comenzaban a entrar en su rutina normal.
Charity casi estaba al final de la escalera cuando Brockway entró rezongando en el hall, tirando algo de una cuerda. Wolfram venía detrás con las patas abiertas, resistiéndose a ser arrastrado. Ella corrió a encontrarlos, y el perro la miró con mirada petulante.
- No voy a tolerar esto, Wolfie. Si no cooperas , no habrá paseo después. - él se levantó, pareciendo ofendido con ese ultimatum . - Muy bien . - Charity tomó la cuerda de las manos de Brockway y arrastró al perro por el corredor hasta el estudio de Douglas. Comenzó a soltar el nudo de la cuerda y lo miró irritadamente . - Qué vergüenza! Menos mal que Douglas no está en casa.
El ruido de alguien llegando a la casa hizo eco en la arcada de entrada y , mientras Charity luchaba por desatar el nudo, Wolfie levantó la única oreja y el hocico , alertando algo . De repente, se lanzó hacia la puerta, haciendo que Charity se cayese sobre trasero en el suelo . Ella se levantó y salió gritándole . Al llegar al hall, se detuvo, viendo a Wolfie en actitud de ataque, gruñéndole a ... Sullivan Pinnow.
- Barón... - Charity se ruborizó e enderezó o cuerpo.
- Vizcondesa - Pinnow dijo, curvándose con exageración .
Avanzó un paso en dirección a Charity, y Wolfie se metió en el medio de los dos y le mostró los dientes, gruñendo.
Pinnow retrocedió y Brockway arrastró al perro por la cuerda que todavía colgaba. Un instante después, Eversby aparecía apresuradamente con otro criado y , juntos, los tres consiguieron dominar a Wolfram. Charity pidió disculpas por lo ocurrido y ordenó a los criados que llevasen a Wolfie a dar un paseo. Cuando salían por la puerta, ella se volvió con una sonrisa tensa hacia el barón. Lo condujo a la sala de visitas, y él se detuvo , poco después de entrar, inspeccionando el aposento. Sus fríos ojos azules pasearon por los frisos del techo , las alfombra y evaluaron el valor de los suntuosos muebles y las pinturas. Examinaba el mundo de Charity, mientras ella lo observaba de soslayo.
Sus modales eran extrañamente hostiles. En sus guantes habían manchas, el saco azul de brocado parecía muy usado y arrugado . Había líneas profundas alrededor de sus ojos y de su boca.
Cuando posó sus ojos azules sobre Charity, ella desvió la vista y sintió un ligero escalofrío.
- Qué lo trae a Londres, barón? - ella lo invitó a sentarse y tomó un asiento también. Pero él se detuvo cerca de ella, mirándola de un modo alarmante.
- Una oportunidad de negocios - dijo, apretando la boca. - Dejé la administración del distrito y la función pública. - Solamente a un paso de ser apresado condenado, agregó mentalmente para si mismo.
Había huido de Devon cinco días antes, cuando los auditores de la Corona comenzaron a descubrir y a desenmarañar su frágil red de maniobras fraudulentas . Estaba en serios problemas legales, probablemente siendo perseguido en ese exacto momento, y el dinero que había logrado acumular era insignificante. Circunstancias desesperadas exigían medidas desesperadas, él consideraba . Y, una vez en Londres, había comenzado a planear algo para salvarse y para vengarse.
- Conseguiste un bello nidito aquí. Oxley debe estar en una mejor situación económica de lo que uno se podría imaginar por su apariencia . - La miró con una expresión feroz. - O tal vez vos si te lo imaginaste. Muy astuto de tu parte. Y muy poco perspicaz de mi parte ... por no ver a la pequeña oportunista oculta debajo de toda esa dulzura y simplicidad.
El asombro impidió que Charity respondiese. Se levantó y miró a Pinnow con una tensa sensación de miedo. Estaban solos en la casa, excepto por unos pocos criados y Eversby. Se daba cuenta ahora que esa no era una visita social. Qué quería?
Pinnow la miró con una expresión desagradable.
- Sabes, lady Charity, en mi actuación como magistrado de distrito de Mortehoe, era mi deber tener total conocimiento de los acontecimientos sucedidos en la región . Me enteré de numerosos secretos, cosas que la buena gente de Mortehoe preferiría no exponer públicamente . - Una sonrisa sarcástica le torció la boca, e Charity empalideció. - Recientemente, encontré evidencias de la actuación de tu padre en el comercio ilegal. Contrabando, para hablar claramente . Tu padre era un contrabandista. Y tengo las declaraciones de Gar Davis y Percy Hall para substanciar ese hecho. Los atrapé cazando en una zona prohibida, y ellos cantaron todo para proteger sus propios pellejos.
Charity se atragantó . El barón lo sabía. Sintió las rodillas flaquear.
- Gar y Percy jamás dirían algo así de mi padre. - ella levantó el mentón con altivez. - No le creo ni una sola palabra.
- No me importa si no me crees, atrevida. - Pinnow se aproximó , irritado. - Las autoridades me creerán , así como tu marido, el ambicioso vizconde de Oxley. Piensa en lo que sucedería si él supiese que su linda mujercita es la cría de un criminal .
Charity cerró las manos en puños y sus mejillas ardieron . Desgraciado! Cómo se atrevía ?!
- Yo podría encontrar una manera de convivir con ese inconveniente conocimiento por el resto de mi vida, para tendría que ser fuera del país... y por el precio adecuado.
Ella retrocedió al darse cuenta del plan . Quería dinero a cambio de silencio. Bien, había elegido el secreto equivocado y la víctima equivocada para hacer fortuna!
- Su señoría sabe todo respecto a las actividades de mi padre. Lo supo antes que nos casásemos y está plenamente conforme con eso. No le oculté nada a mi marido sobre mí y sobre mi familia! - Charity exclamó, furiosa.
- Entonces, si mi propuesta no es interesante para vos , será muy interesante para las autoridades . Estoy seguro que quedarán encantados con promover una amplia investigación. EL nombre de tu marido saldrá en los periódicos y tal vez sea llevado a tribunales cuando confisquen Standwell.
Charity se apartó, retorciendo sus manos heladas . Ese hombre lo haría . Iría a la prensa o a las autoridades... y cualquier respetabilidad que hubiesen conquistado quedaría manchada. Por un breve momento, ella consideró pagar para mantenerlo en silencio. Y si no aceptase el chantaje y le dijese que fuese a la Justicia y a la prensa con esa historia?
- Entonces , barón. - su voz salió con sorprendente firmeza. - le pido que cumpla con su deber cívico. Vaya a las autoridades con sus ridículas acusaciones. Y veremos en quien creerán . - Sus ojos recorrieron las ropas desaliñadas del barón. - En el vizconde de Oxley o en un ex funcionario.
El rechazo y la pose firme de Charity provocaron un ataque de furia en el barón. Su rostro se puso rojo y sus puños se cerraron.
- Putita! No crees que lo haré, verdad ?
- No me importa lo que haga , barón. Ahora, retírate, antes que llame a los criados para echarlo .
Ella leyó la derrota en su mirada atribulado, sin saber que había matado el último vestigio de civilidad dentro de él. No estaba preparada para el ataque. El barón la agarró por los hombros y la abofeteó.
- Puta arrogante ! Arruinaste mi futuro antes y no lo hará de nuevo! - La Sacudió con una fuerza . - Juré que te haría pagar por la traición y tendré ese pago en dinero y en carne. Vendrás conmigo!
Sus ojos ardían y los labios finos se cubrieron de una saliva espumosa con los gritos de amenazas. El no tenía intención de ir a las autoridades.
- Suéltame! No puedes...
Pinnow sacó un estilete afilado del bolsillo de su saco y la amenazó.
- Cállate la boca ! - El brillo perverso en sus ojos indicaba claramente que le encantaría usar el estilete en ella, y el grito murió en la garganta de Charity. - Vos vendrás conmigo. Si tu amado vizconde paga la recompensa, puedo dejarte volver... cuando me harte de vos. Cuánto vales en la cama de él, querida ? - Su risa le heló la sangre. - Unas mil libras?
- No vas a zafarte de esto! Van a encontrarte!
- Pero pueden no encontrarte a vos. - La punta de la hoja corrió por la muselina sobre las costillas cuando él la envolvió por la cintura y la apretó contra el costado de su cuerpo. - Camina .
Charity empezó a caminar , buscando con los ojos un señal de Eversby o de Brockway , de Wolfie o de alguna criada. Pero salieron a la calle sin ser vistos y siguieron por la vereda. No había carruajes ni gente en las alamedas ni transeúntes a la vista. Con pánico, Charity se detuvo. Y sintió una estocada contra las costillas.
- Te dije que camines ! O te entierro la faca aquí mismo!
Ella tragó en seco y se mordió el labio , obedeciendo. Casi tuvo que correr para acompañar sus pasos.
A la mirada de los extraños , ellos eran una pareja caminando apresuradamente por la calle. Pero, para Brockway, que los vio desde el parque de enfrente , algo le pareció extraño. Iba a comentar eso con su ayudante cuando Wolfram vio a su ama y al desagradable barón. Una fracción de segundo después ladraba furiosamente, forzando la cuerda.
Brockway y el ayudante lucharon contra las poderosas embestidas del perro, y el nudo que Charity había intentado desatar finalmente cedió y Wolfie se soltó.
Wolfram salió corriendo y atravesó la calle en dirección a la esquina en que Charity y el barón habían girado. Brockway lo persiguió por una cuadra o dos, guiado por los ladridos, pero pronto perdía de vista tanto al perro como a su ama. Se detuvo jadeante y, en seguida, volvió a la casa, imaginando como iba a explicarle el hecho a Eversby y a su señoría.
Wolfram se detuvo en una esquina, jadeando, y levantó la cabeza para buscar a su dueña. No podría confiar solamente en el olfato. Necesitaba pistas visuales. Un movimiento llamó su atención , y corrió en esa dirección, encontrando solamente un jardín desierto al llegar. Se puso a olfatear el suelo.
Humanos, pensó, clasificando los olores, muchos humanos! El jardín olía a orina... gatos... plantas... nada de comida. Levantó la cabeza y olisqueó el aire. Se concentró al notar un delicado aroma a rosas... la señorita Charity! Procuró localizar la dirección desde donde el olor era más fuerte.
El rastro lo condujo a los muelles del puerto . Atravesó callejuelas en medio de carromatos y gitanos, ojos atentos, hocico pegado al suelo . Grasa; pasó por una taberna. Comida! Se detuvo delante de una carnicería, y su boca salivó. Un error; le llevó valiosos minutos librarse de ese olor penetrante . Y luego , el rastro se enfrío. Se vio cerca del puerto , asaltado por una nueva oleada de olores marinos.
Dejó colgar la cabeza y encogió el rabo. Pero, de repente, percibió un aroma a sándalo y se acordó de una manos fuertes . Su señoría!
Tenía que volver a la casa.
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